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domingo, 24 noviembre 2024

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Solo una de cada 400 viviendas tiene etiqueta energética A en España

El Gobierno quiere mejorar la eficiencia en 1.200.000 viviendas hasta 2030.

En España tienen ya certificado energético más de 3 millones de viviendas. Es obligatorio para alquilar o vender una vivienda desde 2013 y se adjudica una etiqueta que orienta sobre la energía necesaria para mantenerla a una temperatura confortable. Hay siete categorías, y apenas el 0,25% de las viviendas, una de cada 400, ha recibido la etiqueta A. En la categoría B se encuadran menos del 1% del total y en la C, un 4%. Con lo que sólo una de cada veinte viviendas están en las tres categorías más eficientes desde el punto de vista energético. Más de la mitad han recibido la letra E.
Aitor Domínguez, técnico del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético -IDAE – explica que esto ha obedecido a una estrategia consciente a la hora de asignar las etiquetas. Se decidió asignar a las mejores viviendas la letra E, reservando de la A a la D para las que cumpliesen las condiciones más exigentes que se estaban empezando a implantar. Se buscaba evitar lo que ha ocurrido con los electrodomésticos, en que casi todos los nuevos son A, por lo que ha habido que añadir más o menos asteriscos a la letra para indicar las mejoras en la eficiencia respecto al estándar inicial.

 

Kwh por metro cuadrado

En el caso de las viviendas, cada letra expresa una horquilla de consumo de kilowatios hora por metro cuadrado para mantener una temperatura de confort. Varía según las zonas. Pero a partir de los datos del IDAE se puede concluir que pasar de la letra G a la E -de la escala más baja a la más habitual- puede suponer un ahorro de más de 100 kwh por metro cuadrado. Si se usa energía eléctrica, en una vivienda de 100 metros cuadrados el ahorro podría superar este año los 1.200 euros. Y otro tanto si se pasa del nivel más habitual -la letra E- a la A o la B. Todo esto entendido como una referencia general, que no puede tomarse al pie de la letra, porque cada casa es un mundo es un mundo y, para algunas letras, las horquillas de consumo son muy amplias y varían según las zonas climáticas.

Margen de ahorro

Lo que está claro es que hay mucho margen de ahorro. Pedro Sánchez, en su fallida sesión de investidura marcó objetivos concretos de rehabilitación energética de viviendas, «con el compromiso de actuar en 100.000 viviendas al año en nuestro país».
El Plan Nacional de Energía y Clima remitido a Bruselas incluye la rehabilitación energética de 1.200.000 viviendas hasta 2030. Pero va de menos a más: empieza por 30.000 en 2021 y va subiendo poco a poco hasta llegar a 100.000 en 2026 y 300.000 en 2030.
Y se parte de cifras muy modestas. Francisco Javier Martin, director general de Vivienda del Ministerio de Fomento, señala que «los datos más genéricos que se suelen usar están entre 25.000 y 30.000 viviendas anuales» y no en todos los casos se incluye su rehabilitación energética. Respecto a ésta Aitor Domínguez concreta las cuentas del IDAE: «En el último programa que tenemos, con 205 millones de euros, la estimación de viviendas a rehabilitar (energéticamente) está en torno a las 26.000». Pero el programa abarca más de un año y en ocasiones va poco más allá de un cambio del sistema de calefacción, explica.

Dinero público

Tras estallar la burbuja inmobiliaria se pensó en la rehabilitación -intensiva en mano de obra en relación con la inversión- para mitigar el paro en la edificación de viviendas. En ello trabajó la Fundación Laboral de la Construcción, con participación de patronal y sindicatos. Pero hoy se dedican a esta actividad apenas 46.000 trabajadores, calcula Vicente Sánchez, de CCOO. Su diagnóstico es que hay muy poco dinero público para animar a los propietarios a invertir. «Si no hay dinero (público) para rehabilitación las familias no se van a meter. Primero porque las familias no tienen la conciencia de que eso les revierta dinero a corto plazo. Y segundo porque hay muchas familias que todavía no pueden acometer obras importantes en su casa».

Avales

Juan Lazcano, de la patronal de la Construcción CNC, estima que como mínimo habría que triplicar los fondos públicos que ahora se dedican a esto. Pero también medidas para animar a financiar a los bancos que ahora temen impagos de los particulares. «Con un sistema de afianzamiento y avalamiento como tiene el sector agrario con una empresa pública que se llama Saeca».
El Ministerio de Fomento, que canaliza buena parte de los fondos destinados a la rehabilitación, busca una fórmula de equilibrio entre todas las partes. «La ayuda pública, que es muy importante, debe complementarse con unas condiciones de financiación que sean adecuadas y con unas condiciones de concienciación que permitan al particular entender que es una mejora», reflexiona Francisco Javier Martín. Pero aún no hay compromisos presupuestarios ni una fórmula de financiación definitiva.
Fuente: https://cadenaser.com/ser/2019/08/23/economia/1566545358_080028.html 






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