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martes, 24 diciembre 2024

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Entrevista a Yara Rodríguez Martínez – Revista AD’IP N.º 50

REVISTA AD’IP N.º50 DICIEMBRE 2022 – INICIO 2023 

SECCIÓN INTERESA AL PROFESIONAL – SER INSTALADORA, ESTA ES MI PROFESIÓN

Yara Rodríguez Martínez

Oficial de 2ª, Instaladora de Sistemas de Construcción Seca, Falsos Techos, Aislamientos y Revestimientos, en Rafael Perálvarez Revestimientos, S.L.

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“La felicidad absoluta es cuando una acaba un trabajo y se baja de la escalera, mira a su alrededor y piensa… esto lo he hecho yo”                                                                                                

YARA-REVISTA-AD'IP-Nº50-SNOWBOARDNació en Zaragoza el año 2000, asomando a un nuevo siglo, y desde muy pequeña compartió durante sus primeros años momentos que recuerda como muy felices, en aquellos fines de semana, jugando en medio de la rehabilitación de una casa familiar en el pueblo, revoloteando siempre en medio de una obra, entre herramientas y materiales, un entorno que siempre ella relacionaría con música, baile y diversión.
Recuerda que dejó los estudios, que no ha sido nada constante en su formación y que no había hecho gran cosa antes de su actual profesión, y se olvida de comentar que pinta, baila todo tipo de estilos, canta, conoce el lenguaje musical y sabe tocar el piano, porque toda esa formación que se le olvida mencionar, como los cinco años de estudio en el Conservatorio Municipal de Zaragoza, no lo tiene en cuenta porque era algo que lo hacía sin ningún sacrificio, le gustaba y disfrutaba con ello, no era para ella ninguna obligación.
Lleva la creatividad en vena, y como todo buen artista que le da valor y se enorgullece de su creación, le gusta dejar su firma sobre todo lo que hace, aunque su mejor rúbrica es la estampación de empatía y buen rollo en todo lo que hace y le rodea.
Llegó a unos estudios de Obras de Interior, Decoración y Rehabilitación sin haberlo previsto, pero encontrando a partir de ahí el camino de la Profesión que hoy le llena y le hace feliz.
Ya sabe lo que es sentir esa sensación especial que supone cuando cae perfecta una placa en una perfilería de un falso techo totalmente escuadrado, cuando entra prácticamente sin rozar… Le llena el poder crear nuevos espacios y nuevos entornos para otras personas, donde van a vivir o trabajar, sabiendo que parte de ella estará siempre ahí.
Su fuerte personalidad le ha ayudado a adentrarse en un mundo laboral poco frecuentado por mujeres. Ha perdido peso, ha desarrollado un cuerpo más fibroso y musculado, y domina perfectamente la técnica en la manipulación de los materiales antes que el empleo de la fuerza. Le gusta crear buen ambiente en la obra y fomentar el compañerismo, y comenta que en la Empresa en la que se ha formado y sigue trabajando le hacen sentir como en familia. Siempre necesita nuevos retos y actividad constante, y mientras se calza en una tabla de snowboard recuerda que ella… “le echa muchas narices a la vida”.

YARA-REVISTA-AD'IP-Nº50-Principal

-Su primer paso para llegar a ser Instaladora llega a partir de cursar estudios en el Grado medio de Formación Profesional en Obra Civil, Rehabilitación y Decoración de Interior el IES Miralbueno de Zaragoza ¿Cómo llega a decidirse por estudiar esta formación en la construcción?
-La verdad es que yo desde pequeñita siempre he tenido un sueño. Yo soy de un pueblo de Teruel, Escorihuela, una localidad muy pequeñita que puede tener unos 150 habitantes, y desde siempre he sido muy campestre, me encanta la montaña, todo ese entorno… y mi madre siempre había tenido la ilusión de comprarse una parcela que teníamos en frente de una casa que en su día hicieron mis bisabuelos, y recuerdo que me decía “yo esta parcela la compraré algún día y haremos una casa para cada una” y esa ilusión que yo la hacía mía se unió a una gran casualidad, como fue el acceder a los estudios del Grado Medio.

“Siempre he tenido a mi familia apoyándome y eso forma parte importante de mi confianza y de mi fuerza para enfrentarme a nuevos retos»

Yo he sido una mala estudiante toda mi vida, dejé la ESO, me metí a estudiar un Grado Medio de Electricidad y rápidamente vi que no era lo mío. Yo en ese momento prefería estar haciendo skate, grafiteando… siempre acababa moviéndome también en un mundillo en el que no había chicas, eso es algo más habitual ahora pero antes no era así, yo era la única. Me ha encantado el deporte, me ha encantado el arte y, en definitiva, el no estar quieta. Tengo claro que yo me moriría estando todo el día en una oficina… Y cuando decidí dejar el grado de electricidad intenté escaparme de los estudios y de Zaragoza, y me fui un año a Madrid, a hacer amigos y conocer lo que a mí realmente me llamaba la atención, que era ese espacio del dibujo, del grafiti, de hacer ropa… era un mundillo como muy creativo, muy urbano, algo que no podía vivir en Zaragoza.

“Entonces fue cuando llegué a sentir esa sensación de lo que suponía terminar yo misma de pintura la pared de placa de yeso laminado que había montado anteriormente»

Tengo que resaltar aquí el apoyo de mis padres, las personas más trabajadoras de este mundo, mi mayor ejemplo, y que siempre han estado ahí en todo lo que yo he querido o necesitado hacer y son los que siempre han creído en mi. Cuando dejé la ESO yo les dije que quería ser artista y en ningún momento me intentaron quitar la idea de la cabeza. Me dijeron que vale, que yo tenía que aprender lo que quería hacer con mi vida y que ellos estarían ahí para seguir apoyándome. Siempre he tenido a mi familia apoyándome y eso forma parte importante de mi confianza y de mi fuerza para enfrentarme a nuevos retos.
De ahí me surgió la idea y el ánimo de estudiar sobre el diseño gráfico, el diseño de moda, y así fue como me dispuse a inscribirme en un Grado Medio que me ayudara a formarme más en todo ello. Yo quería hacer algo con mi vida, porque esto del pintar no está muy bien pagado y sabía que tenía seguir formándome. Cuando estuve ante la nueva inscripción, tenía que rellenar como unas doce opciones de distintos estudios en cuanto a tus preferencias, por si no podías entrar en alguno de los que inicialmente querías. En la última opción yo puse Diseño de Interiores, que por cierto yo pensaba que era poner muebles y elementos decorativos. Lo que ocurrió fue que no me cogieron en ninguna otra opción y, de hecho, yo aparecí un mes después de iniciado el curso.
YARA-REVISTA-AD'IP-Nº50-instalandoAparecí por allí y dije : “hola, qué tengo que hacer”. Estaban en un ambiente un poco cerrado y con mi actitud abierta y de hacer amigos rápidamente logré integrarme. Lo primero que me dijeron era que tenía que llevar un mono de trabajo, y yo pensé ¿un mono para colocar muebles, para poner un sofá? Y es entonces cuando me dijeron, y yo me di cuenta, que me había metido en la construcción ¿Pero qué hacía yo aquí, si yo no pinto nada en la construcción? El hecho de poner dentro de la denominación de este Grado como Decoración de Interior o Diseño de Interiores hizo que mucha gente tomara esa decisión de hacer estos estudios. Y quizá por ello se daba el caso que había también más chicas de lo esperado, igual había ocho o nueve de unos veintiséis alumnos que comenzamos. Era el curso 2019-2020, cuando también comenzó la pandemia del COVID-19. Coincidía que era el primer curso que se volvían a retomar estos estudios desde hacía años. De todas esas chicas que comenzaron conmigo solo continuaron cinco y cuatro finalmente terminamos el segundo año. En el primer curso el trabajo era hacer arquetas, alicatar, morteros temáticos, todo muy de albañilería tradicional. En el segundo año, cuando terminabas los exámenes, tenías que rellenar en qué espacio de trabajo preferías realizar las prácticas, en suelos, mantenimiento, almacenes o centros de venta de bricolaje y construcción… muchas opciones de entre las que yo escogí estar en obra.

“Por eso digo que no sé ni cómo fue que llegué hasta aquí, pero eso me ha hecho identificar mi actual profesión como lo que verdaderamente me llena”

Cuando comenzó el COVID -19 se dio la circunstancia que yo perdí a mi mejor amigo en un accidente de coche, coincidiendo también con el fallecimiento en ese mismo espacio de tiempo de mi abuelo, y eso me sumió en una situación de bajón muy grande, dentro de lo que el seguir en estos estudios ya no formaba parte de mi interés, por mucho que me gustara estar en el taller con los compañeros. No era mi momento. Yo vivía a casi una hora en autobús del IES Miralbueno y era ya algo sacrificado asistir a las clases. Ante la situación que estaba viviendo creo que hoy puedo decir que el COVID me salvó, de alguna forma. Sí, aunque no suene bien decirlo por todo lo que nos ha acarreado de pérdidas de personas y situaciones tremendas, a mi me dio una nueva oportunidad de seguir. Porque ya las clases no eran presenciales, se convirtieron on-line, tenía compañeros que me había ganado en esos tres meses y que pude reforzar la relación en la distancia y que me ayudaron muchísimo. Así es que ya seguí hasta el segundo año que nos plantamos allí y ya era todo placa, papel pintado, pintura, madera… Entonces fue cuando llegué a sentir esa sensación de lo que suponía terminar yo misma de pintura la pared de placa de yeso laminado que había montado anteriormente. Que por cierto, para hacer un trasdosado con una ventana y un pilar de dos caras tardamos cuatro meses, vamos, que dábamos pena, que no teníamos ni idea.
Y es aquí cuando vuelvo a lo que comentaba al principio, mi madre me contaba su sueño de toda la vida, el poder hacerse su propia casa, en frente a la de mis abuelos, hecha desde los cimientos, como ella quería… Mi filosofía de vida es que todo pasa por algo y siempre con la máxima positividad ante todo lo que nos sucede. Cuando yo vi lo que era capaz de hacer con mis manos, lo que yo podría llegar a montar, a instalar, me dije: “yo puedo hacerle a mi madre su casa”. El destino me estaba diciendo que yo era quien podría ser capaz de hacer esa casa a su gusto. Por eso digo que no sé ni cómo fue que llegué hasta aquí, pero eso me ha hecho identificar mi actual profesión como lo que verdaderamente me llena.

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– ¿Tiene en su círculo cercano, en su familia, a alguien que se dedique a lo mismo que usted o en algo relacionado con la construcción?
-Mis padres no tienen que ver con este mundo, pero ahondando en lo que antes le comentaba, en mi vida, sin yo saberlo, siendo algo que desde pequeña había siempre vivido como algo natural, tuve que entrar de lleno en este trabajo para darme cuenta que ya desde siempre la obra había estado conmigo. Un par de años antes de que se casaran mis padres decidieron hacer reforma allí en el pueblo y ellos mismos, con mis tíos, que sí habían trabajado en la construcción, consiguieron ampliar y rehabilitar unas zonas de la antigua casa. Lo hicieron todo ellos, el alicatado, el yeso, los platos de ducha, el parquet… fueron unos seis años dedicados a rehacer como habitable una zona que llevaba más de cien años hecha. Claro, yo nací y estaban de obra, y tengo ese recuerdo desde muy niña de todo eso que había vivido con mucha naturalidad, sin darme cuenta.

“El primer día de entrar en un obra fue en Villanueva de Gállego, en marzo de 2021, y yo aparecí con unas mallas y con un aspecto que no era para nada el adecuado de una obra”

Con mi padre comparto ese amor por la pintura, siempre lo hemos llevado en las venas, trabaja en una fábrica de coches, pero siempre ha sido un manitas. Por otra parte tengo a mi madre, una guerrera donde las haya, trabaja en una funeraria y siempre ha sido la única mujer en su trabajo. Además, siempre es la más reclamada y apreciada en su trabajo y eso me inspira también a querer ser como ella, tan buena, tan trabajadora y leal como ella.
La música, siempre trabajando escuchando música, y para mí eso era un espacio de felicidad, de mucha felicidad, y a mí me ha encantado siempre verles trabajar, aunque no era su oficio y lo hicieran como algo para ellos. Entonces, es como que esa parte divertida y de felicidad que relaciono con mi niñez ahora me doy cuenta que es una profesión en la que también disfruto. Nunca pensé que fuera lo mío pero es que lo es. Me hace feliz el montar placas de yeso, falsos techos… La felicidad absoluta es cuando una acaba un trabajo y se baja de la escalera, mira a su alrededor y piensa… “esto lo he hecho yo”.
– ¿Cuáles son las prácticas que desarrolló cuando estuvo estudiando y cuándo toma usted contacto real con la obra, recuerda cómo fue ese primer día? Y en cuanto a esa empresa con la que comenzó y en la que continúa trabajando ¿Cómo es el trabajo y su día a día en ella?
-El primer año teníamos taller, que era creo que un 70% del tiempo prácticamente de formación, teníamos asignaturas para conocer los planos, herramientas, materiales… lo básico del conocimiento de la obra. Fue un poco raro el primer año porque éramos muchos, no había cabinas para todos, y cuando pasó lo de la pandemia además me perdí todo lo que era acabados de pinturas, microcementos, que realmente era algo que me hubiera gustado hacer. Luego ya pudimos en el segundo año tener un taller aparte de pintura, otro de placa de yeso laminado, otro de madera… El primer año tenías una información y formación global de un peón, y realmente yo creo que sirve de criba para quitarse a todo el que no vale, porque es un trabajo un poco ingrato, con mucho esfuerzo, mancharte mucho, cansado, y sin ver que puedas llegar a hacer nada por ti mismo.
Yo conocí la empresa en la que hoy sigo trabajando, la de Rafael Perálvarez, en un encuentro con un Patrocinador de herramientas de la Asociación, con SPIT, quedaban aún dos meses para iniciar las prácticas y también pendiente de aprobar dos exámenes para confirmar que podría seguir con ellas. Pero Rafael ya cuando me vio manejando las herramientas, y precisamente también cuando estaba reunida en ese momento junto a tres compañeras más, nos comentó que, cuando acabásemos las clases e iniciáramos las prácticas, estaba dispuesto a darnos una oportunidad para aprender con él , que quería apoyar la incorporación de la mujer y que esperaba que el voto de confianza se lo devolviéramos con el mismo entusiasmo. A mi me llegó al corazón, creí en lo que decía y que luego me lo pudo demostrar. Ese abrazo y beso en la frente fui mi primer agradecimiento que luego se vio compensado con esas prácticas y la gran oportunidad de mi vida de poder demostrar que yo valgo para esto.

“… pertenecemos a una misma familia y así es como abordamos esos días no tan buenos y alguna mala contestación, como mejor sabemos»

El primer día de entrar en un obra fue en Villanueva de Gállego, en marzo de 2021, y yo aparecí con unas mallas y con un aspecto que no era para nada el adecuado de una obra. Fui con dos compañeros de clase más, y estábamos haciendo un chalet con una escalera de caracol toda de placa, una obra que me encantó y en la que flipaba. Nos pusieron un andamio de unos tres metros o así y en el primer momento me puse a subirlo, sin más, y le dije a mi oficial de entonces: “venga, qué quieres”. Ahí Rafa, como le llamamos, se quedó ya con el detalle que yo no venía a pasear ni a cumplir con unas horas de estudio, yo tenía que ser una de sus Instaladores. Cuando me puse a bailar encima del andamio, algo que junto con cantar no lo puedo evitar (ya le digo que desde pequeña eso lo llevo conmigo y lo relaciono por mis padres con la obra y con momentos felices), entonces vio de mí seguridad en la altura y de que me iba a ser fácil comenzar mi camino, porque ganas y entusiasmo no me faltaban. En el momento que había que coger material yo era la primera que se agachaba y lo cogía, continuamente preguntando cómo cojo la placa, cómo marco, cómo corto… Me reía todo el rato, lo cierto es que era yo y desde el primer momento, era como una niña en una tienda de chuches. Me dejaban manipular las placas, me daban una herramienta, una pistola, una atornilladora…
Yo salí muy contenta de allí y en el momento en el que llegué a mi casa mi padre lo notó.
La empresa en la que trabajo es Rafael Perálvarez Revestimientos, S.L., una empresa muy pequeñita y familiar, algo que me he podido dar cuenta que es un perfil de empresa del que muchos se aprovechan para apretar y sacar partido, porque mira que hay empresas piratas con gente sin asegurar, sin papeles y que funcionan de aquella manera en los acabados y el cumplimiento de fechas, pero quizá no les exigen ni presionan tanto como a los que cumplimos, o quizá no nos compensan muchas veces creo de forma adecuada. Rafa, mi Jefe, es un gran trabajador que se ha esforzado muchísimo por mantener su empresa, por haber podido salir de aquella crisis de la burbuja inmobiliaria y haber pasado por todo lo que hemos pasado, y cumpliendo, con los trabajadores y los Clientes, y dejando siempre bien los trabajos por encima de todo. Afortunadamente todo el mundo nos llama y todo el mundo quiere saber de nosotros y lo cierto es que, como profesionales, estamos muy bien considerados por la huella que esta empresa siempre deja. Y ahí tengo que decir que me gusta cuando además ya piden que esté yo junto con Marian, mi oficial de primera y con el que más he aprendido, que quieren que esté esta pareja de instaladores para hacerme este trabajo, porque me dan toda la confianza, y eso sé que lo hemos conseguido como familia, como grupo. Somos personas todas muy distintas, sobre todo el núcleo de cuatro que más compartimos, Youssef, Jesús, Marian y yo, pero pertenecemos a una misma familia y así es como abordamos esos días no tan buenos y alguna mala contestación, como mejor sabemos. En la obra te puedes enfadar con el compañero, estar cuatro horas sin hablarte, pero en todo momento mantenemos la continuidad en equipo del trabajo, y sale perfecto. Porque sabemos trabajar juntos, porque sabemos separar cada cosa, piense que estamos todos los días ocho horas juntos, compartiendo mucho más que algunas parejas, y te da tiempo a hablar de muchas cosas, a conocerte.
-En relación a lo que me ha comentado antes, del tiempo que tardaron en realizar ese primer trasdosado en el taller cuando estudiaba y de la forma que lo valora, con la distancia claro está de ahora estar dedicándose profesionalmente a ello ¿Cómo ve lo que aprendió en esa formación reglada con respecto a lo que es la realidad del trabajo?
-La verdad es que pienso en ello y lo cierto es que me encantaría verme ahora como la profesora de segundo curso, para poder trasmitir y enseñar lo que yo ahora sé, creo que es fundamental par un ser un formador el haber pasado por la obra, haber tenido la experiencia de vivir el montaje real en obra, para de esa forma poder a su vez formar adecuadamente al futuro profesional. Pienso en cuánta gente profesional que he tenido la oportunidad de encontrarme en obra que serían perfectos candidatos, que yo elegiría para que estuvieran formando a esos futuros alumnos.

“Me di cuenta que todo lo que había hecho durante la formación no te llega a trasladar realmente lo que luego te encuentras en la obra”

Al principio cogía el taladro y no sabía cómo cogerlo, me lo ponía en el hombro para atornillar en el techo, tal cual, y era incapaz de levantarlo con un brazo… y con dos tampoco. Lo cierto es que cuando llegas a la obra te das cuenta que no tienes ni idea. Además, por mucho que te digan “tienes que coger el lápiz así” luego cada uno tiene su manera de cómo adapta el conocimiento, de la posición adecuada, y la hace suya, como puede o quiere. Yo tengo una mano pequeña, tengo la ventaja que nadie se coge por equivocación mi guante de talla 8, y no peso mucho, pero para todo hay una técnica adecuada que te permite llegar.

“Luego tienes que tener la suerte de tener un compañero a tu lado que te enseñe y también una misma tener las ganas de hacerlo”

Me di cuenta que todo lo que había hecho durante la formación no te llega a trasladar realmente lo que luego te encuentras en la obra. Me fastidiaba pensar que se le podrían haber sacado mucho más partido a dos años de mi vida, siendo que a lo mejor lo podría haber invertido en aprender ya directamente en la obra. Por un lado me sirvió para encontrarme con mi profesión, pero con ese sin sabor de haber podido ser más útil de lo que creo que resultó mi formación, sin desmerecer con ello para nada la gran labor del Centro y de mis profesores, siempre hablo de cómo está concebida o estructurada la formación que yo hice. Actualmente tengo ya dos años en esta profesión pero creo que si hubiera comenzado desde el principio con un contacto directo con la obra todo hubiera sido distinto. Yo he tenido la suerte de que Rafa confiara en mi, que me diera la oportunidad de equivocarme y de no saber para poder aprender, porque yo con la formación que traía no iba a ningún sitio ni a ninguna obra. Luego tienes que tener la suerte de tener un compañero a tu lado que te enseñe y también una misma tener las ganas de hacerlo. Yo he visto y vivido casos de compañeros que han fracasado en el intento, por no asumir la situación y por tampoco encontrarse al lado alguien que te lo facilitara. Yo tenía a Marian, un profesional que vino a España hace veinte años y que aprendió la profesión como yo, desde cero, y sin saber además español, yendo de obra en obra, aprendiendo de los mejores, echando muchas horas y sobre todo siendo buena persona, que como en todo en esta vida es lo más importante. He podido valorar el tener al lado a una persona como es él, que es muy perfeccionista, que todo lo hace bien, y luego que te quiera enseñar y te enseñe para hacer las cosas siempre bien. Ha sido siempre una persona exigente, pero ahora cuando yo me voy con otro Instalador a trabajar es algo que agradezco, porque yo soy también ahora exigente conmigo misma y no dejo hacer un trabajo mal. Cuando hay algo que no lo he hecho bien y se dirige a mí con ese tono que tiene de voz como de enfado, diciendo una expresión mal sonante y mi nombre, ahí ya a mí se me escapan dos lagrimones de impotencia, diciéndome a mí misma ¿en serio? Qué tonta soy, cómo he podido hacerlo mal, y me martirizo yo misma. A él no le da igual que yo haga las cosas mal y eso a mí me importa. Yo sé que por encima de todo tengo que dejar bien mi trabajo y eso es también, además de actitud buen aprendizaje. No quiero volver a la obra para repasar mi trabajo porque yo no lo haya dejado bien, y eso lo he aprendido de la persona que he tenido a mi lado y también porque mi jefe es la pauta que antepone siempre con su personal y el trabajo que desarrollamos. Me doy cuenta que salvo con el dibujo, con eso sí, con todo lo demás soy más bien un poco pasota, por lo que entiendo que cuando trabajo o hago algo con lo que disfruto, que me gusta, me gusta también ser perfeccionista y dedicar el empeño necesario en ello.

-En casaYARA-REVISTA-AD'IP-Nº50-vestida-de-calle  no soy muy ordenada, no presto mucho atención de cómo pongo las cosas, la ropa…

-Aparte de mi padre y de mi madre, mis ejemplos en casa, ahora también con mi cuñada, mi suegra y mi pareja, son un entorno de apoyo que siempre los he tenido ahí. Siempre me he sentido muy arropada por ellos.

-En casa siempre soy la polvorilla que baila, canta, enreda y comparte positividad.

-Bailar, cantar y dibujar me hace feliz en casa.

-En mi casa, en mi día a día no me enfado, solo con las personas que quieren aprovecharse de mí.

-En mi vida personal me gusta tener tiempo para ver series de miedo y poder investigar en temas “urbex”, explorar lugares abandonados, imaginar las historias y la esencia de cada lugar.

-Me encantaría mejorar de mí a nivel personal el no fiarme tanto de la gente.

-Considero que soy capaz de todo.

-No tengo Redes Sociales en mi espacio personal.

 

 

YARA-REVISTA-AD'IP-Nº50-en-el-trabajo--En el trabajo soy perfeccionista y me gusta trabajar con limpieza y con mucho orden.
-En el trabajo y con mi Empresa he encontrado un entorno parecido al que he tenido siempre en casa, he encontrado apoyo, comprensión y la confianza.

-En el trabajo trasmito buen rollo, empatía, el crear un buen ambiente. Creo que aporto chispa y energía.

-Cantar y poder crear nuevas cosas mientras trabajo me hace feliz.

-En la obra me enfado conmigo misma, sobre todo cuando me dice que algo no lo he hecho bien y yo sé que soy capaz de hacerlo en condiciones.

-En la obra lo que más me gusta trabajando es poder tener música conmigo.

-Me encantaría poder mejorar, el no confiarme tan fácilmente y ser más cauta con el entrono de la gente con la compartes las obras.

-No me ha gustado trabajar en unas condiciones de temperatura de -4ºC, parada en un túnel de viento y durante ocho horas.

-Ya me llegan a reconocer por la calle por salir trabajando en este oficio en las redes sociales de mi empresa.

YARA-REVISTA-AD'IP-Nº50-instalando-Los que tenemos ya algunas canas solemos decir que hay algo que no se aprende nada más que en el tajo, que es saber estar en una obra ¿Tiene también la misma apreciación de ese concepto? Y en cuanto a ese primer paso que uno da en la obra como aprendiz ¿Cuáles son los primeros problemas que uno tiene que superar, o lo primero que uno tiene que aprender, por el hecho de ser aprendiz y por el hecho también en su caso de ser mujer en la obra?
-Desde el principio he tenido la suerte de tener al lado un compañero y un Jefe que me han enseñado a saber estar en una obra, que es un poco como la vida misma pero reflejado en un comportamiento de saber cuál es tu sitio, de saber cuál es el eslabón del que tú formas parte, cómo es la estructura organizativa, y de quién te puede dar instrucciones. Me han enseñado que hay obras en las que se puede fumar y otras en las que no, obras en las que hay que recoger todo el material y herramientas y otras en las que no, en la que tienes que limpiar, meter todo en sacos o que sabes que otros te limpian, en saber gestionar las indicaciones de operarios de otros gremios, de sus jefes, de los encargados, de los técnicos… Tener en cuenta las medidas de seguridad y limpieza en el trabajo, sin que nos las tengan que recordar… y además, yo intento llevar como bandera la humanidad en todo ello. Somo personas, somos compañeros, son ocho horas en las que tenemos que convivir, te guste o no, es un trabajo, es una relación que no elegimos nosotros, y si lo haces ameno, lo haces llevadero, que todos estemos a gusto, vas a llegar a casa más tranquila, y no va a ser igual que si no tuvieras esta visión.

“No me llevo bien con gente que me ha faltado al respeto como persona, como profesional o como mujer”

Yo intento llegar a casa y no venir mal, puede haber sido un día en el que las cosas no han salido bien o la gente no se ha comportado bien conmigo, o un día en el que me han hecho una falta de respeto o que no han valorado mi trabajo… y también hace falta tener una actitud ante eso.
Básicamente, aparte de lo antes comentado, de saber estar en una obra, una de las cosas que más te corrigen y te indican es la no abrir la boca o saber cuándo hacerlo. Pero realmente, en mi caso y por la forma de ser que tengo, le he dado la vuelta.
Mi Jefe, Rafa, me decía: “tu escucha pero estate calladita detrás de nosotros, atenta, aprende y ya está”. Pero yo desde el principio he hablado con todo el mundo, me he presentado, me he acordado de todos los nombres de los que conocía, he tenido en cuenta si alguien ha pedido algo de otro gremio, tipo: “oye, ¿me dejas unas tijeras, por favor?” yo he sido la primera que la he dejado, que he dejado el metro, lo que sea. Le he dado la vuelta como digo, yo con el respeto de sabiendo donde estoy pero intentando hacer equipo e integrándome rápidamente con mi entorno, proyectando mi personalidad, como creo que no puede ser de otra forma. Yo llego a una obra y a mi me abrazan. Me aprecian y me respetan, soy la chica, con mi empatía y mi personalidad, pero también soy la oficial que instala y que sabe lo que tiene que hacer en su trabajo. Creo que lo mejor que podemos hacer es eso. Me llevo bien con casi todo el mundo. Con los que no me llevo bien es con los que me tratan de mujer débil, de alguien que se pueda creer que yo estoy para limpiar… No me llevo bien con gente que me ha faltado al respeto como persona, como profesional o como mujer.

“… entiendo que se puede mostrar una actitud como afectiva o protectora, pero a nivel profesional cuesta ganarse el respeto y la credibilidad, hasta que no ven realmente lo que haces o eres capaz de hacer”

El hecho de que yo esté en una obra y tenga una escoba en la mano no significa que sea la chacha de nadie. Esto es como con cualquier otro Instalador. Igual mi compañero está terminando un montaje y mientras que él hace eso pues yo, en lugar de estar parada, pues me pongo a recoger, pero igual que si yo estuviera terminando en mi tajo y sería entonces él el que lo hiciera. He estado en una obra en la que coincidimos con unos electricistas a los que les llevaba una escoba que nos habían dejado, y cuando la fui a dejar al lado de uno de ellos, me dijo: “qué, me vienes a limpiar ¿no?” y me quedé mirándole, haciendo un repaso por mi ropa y mi cinto de herramientas con la mirada, y le dije: “no, yo soy Instaladora, estoy colocando las divisiones de placas y su estructura” y su repuesta fue: “pero ya que estás, límpialo”, y eso era una referencia directa en este caso a que era mujer. Te aseguro que si me lo hubiera dicho de otra manera, y si hubiera tenido que ayudarle a retirar algo, lo hubiera hecho, pero lo que en ese momento me dijo y hacía referencia solo mereció la respuesta que le di, que de alguna forma fue algo así como “aquí te quedas con tu escoba y que sepas que mi trabajo vale demasiado como para entretenerme contigo…” Ahora cada vez que me lo encuentro no es capaz de mirarme a la cara, ni él ni sus compañeros.

“Realmente considero que no hay nada que inicialmente pueda motivar más el que la mujer quiera trabajar en la obra que salvo el ver a otras haciéndolo. Sí o sí, el incentivo es enseñar que se puede”

Tampoco es común que vean una chica en obra y no den por hecho que ya no eres española, parece como algo muy arraigado que nosotras, en nuestro país, no estamos muy por la labor de dedicarnos a esto.
Luego te encuentras el típico trabajador ya mayor, al que le cuesta adaptarse a nuevas soluciones y materiales, y que además se cree que lo sabe todo. Aunque yo lleve menos tiempo y sea una niña, como te dicen, también tengo la capacidad de poder enseñar algo, porque ha habido otra persona que me ha dedicado tiempo o yo he podido recibir una formación en la que él no está familiarizado o no sabe. Hay muchas maneras de montar, de dejar terminado un trabajo, y cuando trabajas con otra persona todos tenemos que poder tener la capacidad de adaptarnos, de poder escucharnos y de respetar las formas de otros, como puedo ser yo también un ejemplo de ello, aunque tenga la edad de sus hijas. Esto me suele ocurrir porque suelo tener la edad de los hijos de la media de los que suelen estar trabajando en obra. Por una parte entiendo que se puede mostrar una actitud como afectiva o protectora, pero a nivel profesional cuesta ganarse el respeto y la credibilidad, hasta que no ven realmente lo que haces o eres capaz de hacer.
En otras ocasiones también se ha dado la circunstancia que a lo mejor tengo sobre el hombro un saco de 25 kilos y, una vez que lo tengo cogido me ha ocurrido, sobre todo al principio, que me lo quiten de encima; o estar cogiendo un paquete de perfiles o una placa y que la quiten. Y es eso de que piensas, a ver, si yo ya la tenía cogida, ves que la he cogido y puedo cogerla, pues qué haces. Yo entiendo que si voy supercargada de materiales, me ves que no puedo, pues que se me ayude, como se haría con cualquier otra persona, pero no por el hecho de ser mujer me lo quites de las manos porque pienses que no voy a ser capaz de llegar hasta donde tengo que dejarlo. Eso sí que me ha pasado, sobre todo al principio con gente que no me conocía. Ahora ya…soy una más.

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-¿Se ha encontrado o coincidido en obra con otras mujeres trabajando como usted y qué cuestiones tendrían que adaptarse o mejorar en la obra para que ayudasen a aumentar la presencia y la incorporación de más mujeres? También, y de cualquier forma, al margen de la satisfacción que supone para usted su profesión ¿el estar en la obra no es todo es tan fácil ni tan estupendo siempre, independientemente de ser o no mujer, verdad?
-Lo cierto es que no he tenido la oportunidad de poder hablar y compartir experiencias con otras mujeres. Solo he coincidido ejerciendo de Instaladora con una electricista que se dedicaba al mantenimiento de un hotel y con otra dedicada a la carpintería metálica.
Realmente considero que no hay nada que inicialmente pueda motivar más el que la mujer quiera trabajar en la obra que salvo el ver a otras haciéndolo. Sí o sí, el incentivo es enseñar que se puede. Yo he perdido muchos kilos pero a la vez he ganado en musculatura, en fuerza. He conseguido que mi cuerpo sea como una persona que va regularmente al gimnasio y se prepara a conciencia. No es cierto para nada esa argumentación de que la mujer no es capaz de levantar peso, de levantar placas. Yo levanto placas de 15mm de espesor y de 3 metros de longitud, y es que todo es ponerse y también aprender a hacerlo. Hay que fijarse, por ejemplo, que si encuentras el punto medio de la placa o cuando coges un paquete de perfiles y compensas a ambos lados por igual, como hago con los perfiles de 4 metros que me los apoyo en el hombro sin tan siquiera agarrarlos, es cuestión como digo de querer y de aprender, y hacerlo todo con cabeza y con las recomendaciones en prevención de riesgos laborales. No cualquier hombre es capaz de coger ese tipo de placa solo, aunque tenga mucha fuerza, también hay técnica en ello.

“En nuestro gremio suele ser bastante común los petos unisex, y el que haya un único tipo de ropa igual para hombre que para mujer, y no debería de ser así”

Sin embargo sí que creo que las mujeres somos más constantes en los acabados, aunque no me puedo comparar con nadie porque tampoco tengo mujeres trabajando a mi lado que me puedan confirmar realmente eso, si realmente lo somos o lo soy. Me gustaría poder compartir experiencias, poder saber cómo han podido afrontar un embarazo durante su vida laboral en la obra, o muchas otras circunstancias que, el hecho de no haber mujeres en la obra, se nos pueden hacer a todos un mundo. Puedo conocer arquitectas o alguna encargada, pero su experiencia no es la misma que puede ser la mía. No llego a entender por qué en otros países hay un mayor número de mujeres que están en la obra, sin embargo aquí en España no. Entiendo que es algo cultural, y por eso a mí me gustaría ser un poco altavoz de ellas y reivindicar esta profesión de igual manera para la mujer.
Otro tema es la higiene y los aseos. Yo ya no es que considere que habría que cumplir con lo que debe ser, la existencia de un aseo para hombres y otro para mujeres, y que lo habitual es que si lo hay suele ser un único aseo en obra, lo que falla creo que es algo más básico aún. Como digo, primero que esté, y que esté el aseo pero además limpio. En la obra se le llama limpiar un aseo a darle un manguerazo una vez a la semana y dejarlo secar. Eso creo que ninguno lo hará así en su casa. Y es que en muchas ocasiones los hombres tienen que orinar con la puerta abierta apuntando al orificio para ni acercarse. Es horrible, yo creo que esto no se trata de por ser mujer, aunque nosotras necesitemos un higiene distinta, tengamos la necesidad de cambiarnos una compresa, es cuestión de limpieza y consideración del trabajador, como cuando entramos en el aseo de un bar o un restaurante o en cualquier estación de tren. Para explicarme mejor, no es normal que las obras estén llenas de botellas con meados, o que yo tenga que estar pagando un café o tomándome algo por vergüenza cada vez que voy al bar de enfrente. A mí como mujer me da mucho asco, ni pensar en tener que sentarme, pero como persona entiendo que para cualquiera debe de ser exactamente igual.

“Al final todos tenemos una función, desde el peón de la obra hasta el arquitecto, y falta muchas veces esa empatía y reconocimiento del trabajo de los demás, el ser todos un verdadero equipo”

Siempre tengo que ir al baño fuera de la obra. Me da mucha vergüenza tener que entrar en los sitios sin que me vean consumir. Hay en muchos sitios que me ponen malas caras. Pero es difícil explicar que necesito entrar en el baño. Es que ya no me la juego en los servicios de obras. Para no estar yendo en varias ocasiones, e intentando con esto que le cuento darle algo de normalidad a costa de hablar de algo más íntimo, y como creo que todo de lo que estamos comentando pienso que le podrá servir como ejemplo a otras mujeres que sigan también mis pasos, me habitúo sobre las doce de la mañana ir a por algo de bebida e ir al aseo, esperando que cambien las cosas y esto también se supere.
El tema de la ropa, los pantalones… Somos distintas las mujeres a los hombres en cuanto al cuerpo, es algo obvio, tenemos cadera, tenemos otra constitución, al igual que la parte superior. En nuestro gremio suele ser bastante común los petos unisex, y el que haya un único tipo de ropa igual para hombre que para mujer, y no debería de ser así. Yo llevo siempre ropa ancha, porque prefiero ir amplia que embutida.
Me gustaría que se pudiera llegar a un nivel de plena igualdad, que ya estos temas no se tuvieran que cuestionar ni nombrar, de verdad, pero soy consciente que nosotras también tenemos una labor importante que hacer para creernos igual de capaces como para llevar a cabo este trabajo.
Todo esto no ha sido fácil para mí, pero yo lo equiparo a cualquier chico aprendiz que pudiera haber comenzado conmigo, que pesara poco y tuviera poca musculatura y seguro que también tendría las mismas dificultades o parecidas. No sé si las mujeres nos creemos que hay que ser super forzudos o super humanos para estar aquí. Hay muchos tipos de trabajo, como el campo, que también son muy exigentes físicamente.
La obra, el trabajo en la obra en sí, no es fácil, no. Es un trabajo que requiere mucho esfuerzo, y no solo físico. Hay que levantarse temprano, hay que estar a las ocho en la obra, y aunque sales a las cuatro de la tarde en nuestro caso, a lo mejor estás en un pueblo del que no llegas a casa hasta las seis. Te puede coger cerca la obra o muy lejos. Puedes estar a una baja temperatura o muy alta y prácticamente trabajando en el exterior. El primer año cuando inicié las prácticas vivía a media hora andando, porque no tenía tampoco bus, tenía muy mala combinación y no directa. O me pillaba la bici o me venía andando hasta donde vivía mi compañero, que era con el que luego me desplazaba en su coche hasta buscar la furgoneta del trabajo. Desde que me independicé, gracias a estar trabajando, tengo la suerte de tenerlo muy cerca pero antes eso es lo que tenía que hacer todos los días. Y lo importante es además poder estar puntual en los sitios, porque creo que eso es algo que se valora, igual que a todos nos gusta que valoren nuestro tiempo. Sí que es cierto que soy una persona que apura mucho los tiempos y alguna mañana me la he jugado, pero poco a poco eso lo he ido aprendiendo y ya no me pasa.

“No me enfado ni me pongo con genio, yo echo dos lágrimas, respiro y me pongo a hacerlo otra vez, pero me da ansiedad saber que puedo y sé hacerlo bien, pero no lo he hecho en ese momento»

Luego hay muchas veces que te puedes sentir ninguneado como Instalador, pero porque hay quienes se piensan que porque lleves un mono se pueden permitir no valorar lo que haces y el tiempo que dedicas, y hacerte modificar mil veces las cosas y cambiarlas, como si no costara tiempo y esfuerzo lo que hacemos. Los proyectos se deben cerrar al principio y no puede ser que yo te monte media casa y ahora tengamos que tirarlo todo por mover un centímetro aquí o allá. Hay escalafones superiores en la obra que no valoran la profesión. Muchas veces veo que desde el peón hasta la dirección facultativa se da que unos nos pisan a otros, que lo que tenía que ser una adecuada coordinación de trabajo se vuelve en una falta de consideración por el trabajo que los demás hacen, incluso ocurre directamente de un oficial hacia su peón. Al final todos tenemos una función, desde el peón de la obra hasta el arquitecto, y falta muchas veces esa empatía y reconocimiento del trabajo de los demás, el ser todos un verdadero equipo.
No, no es fácil la obra, pero a mí a pesar de todo esto, a mí me llena y, como digo, me hace feliz por todo lo que veo que consigo con lo que hago. A mí me compensa. No puedo engañar a nadie, no es un camino de rosas pero qué lo es en esta vida, y lo importante es que hagas lo que sea que hagas en tu trabajo, te consiga hacer sentirte orgullosa. Espero que con mi pequeña aportación consiga ilusionar a otras personas y a otras mujeres.
-¿Qué tipo de trabajos desarrolla desde su puesto de oficial de 2ª y qué le comentan las personas más cercanas, su familia o la gente que conoce, cuando explica a qué profesión se dedica y qué trabajos realiza? ¿Con qué obra o trabajo se siente más identificada u orgullosa de haberlo hecho? Y, en un futuro, ¿Cómo le gustaría poder avanzar en esta profesión?
-Hago todo lo que haga falta en soluciones de construcción seca, falsos techos y aislamientos, tanto por el interior como por el exterior. Lo cierto es que sobre todo, cuando hablamos de soluciones en el interior de la edificación, realizamos mucho trabajo especial de curvas, luces indirectas, techos a doble altura…Me queda todo un camino aún por recorrer y tengo que asumir que sigo aprendiendo, pero ya me defiendo. Para mí es una locura los trabajos siempre más especiales, el realizar un trasdosado o un tabique curvo requiere más concentración y buen talente para poder abordarlos con seguridad y buena ejecución. Me gusta mucho hacer trasdosados, buscando el punto más desfavorable, dando un nuevo acabado a lo ya existente, hacer columnas y cajones. Lo cierto es que en mi empresa hacemos muchas actuaciones muy distintas y trabajamos en muchas soluciones, por lo que llega a gustarte todo lo que haces. Si tengo que pensar en algo concreto que no me guste tanto, podría decir el trasdosado directo con pasta de agarre, ahí no solo depende directamente de lo que tú marques como pautas concretas, tienes que manejar cómo está la base, cómo la pasta, el correcto ajuste, valoro más las actuaciones en las que tengo un control absoluto del acabado en todo su desarrollo. Pero todo lo que tiene que ver con perfilería, estructura… me vienen unas ideas locas de montajes y muchas veces me pongo a montar piezas viendo multitud de posibilidades de acabado.
También tengo que decir que mi jefe, desde que llegué a la obra, siempre me ha dicho: “ Yara, los metros que haga falta tirar de placa, dan igual, tú hazlo, hazlo, tú rómpelo, tíralo, vuélvelo a hacer, yo te doy el tiempo que haga falta”. Claro que es obvio que ya llevo dos años y que ya no es lo mismo que cuando empecé, que ya no puedo tener tanto espacio para poder equivocarme tantas veces, y ahora cuando lo hago, cuando me equivoco, me pongo supernerviosa. No me enfado ni me pongo con genio, yo echo dos lágrimas, respiro y me pongo a hacerlo otra vez, pero me da ansiedad saber que puedo y sé hacerlo bien, pero no lo he hecho en ese momento. Al principio pensaba que nunca iba a llegar al nivel de mis compañeros, que no iba a ser capaz, hasta que tocó hacerlo y salió bien.
Cuando explico a lo que me dedico, lo primero que me dicen es que soy una guerrera, todo el mundo me lo dice. No entienden que con el tipo de trabajo, el salario de la construcción y lo que conlleva a nivel físico, cómo me he decidido continuar con este oficio. Me ven más delgada, saben de mi esfuerzo, pero yo ahora mismo estoy creciendo, estoy en una etapa de seguir aprendiendo, de seguir evolucionando en mi trabajo, y aunque sea una etapa dura sé que con el tiempo estaré acostumbrada a un montón de cosas; cada vez me canso menos porque conozco mejor mi trabajo, los materiales, cómo manejarlos, cojo mejor los pesos, estoy en esa fase de pleno aprendizaje. Siempre me ven como una crack, por ser mujer en la construcción y porque tampoco daban mucho futuro por mí. Por mi poca constancia en los estudios y cómo había llevado mi vida, no se esperaban este nivel de responsabilidad y de esfuerzo por superarme.

“Creo que yo he sido afortunada con la ayuda de Rafa, de mi Jefe, porque está claro que no todo el mundo está igual de dispuesto a apostar por ello”

YARA-REVISTA-AD'IP-Nº50-en-el-trabajo-haciendo-pilarSi tengo que pensar en un trabajo concreto del que me sienta especialmente contenta, o que le guardo un especial recuerdo, es el revestimiento de una columna en una cocina que acabé con un pintado final en color rojo… Seguro que he hecho en estos dos años trabajos mucho más complejos, elaborados y llamativos, pero este tiene algo más para mí. En el momento en el que Rafa, mi Jefe, vio que yo dibujaba en las paredes, haciendo siempre muchos dibujos, que para mí es una forma natural de expresarme y desestresarme, donde habitualmente a través del dibujo de unos globos pongo caras dependiendo de cómo me siento en ese momento, tuve la oportunidad de compartir con él mi afición por la pintura y los grafitis. Y se dio la circunstancia de realizar esta columna y él me propuso darle yo también el acabado final con spray. Es posible que en esta conversación yo hubiera quedado mejor hablando de un techo acústico, de un techos con curvas, de una escalera de caracol, de un frontal con combinaciones de luces indirectas, pero aquello supuso confianza en mí por parte de mi Jefe, la satisfacción de los Clientes, que cómo agradecieron lo que les había hecho, y ahí creo que fue cuando me di realmente cuenta que podía hacer cosas que realmente se valoraban. Estaba terminando aún las prácticas y no sabía qué iba a ser de mi vida, y creo que fue entonces cuando me di cuenta realmente que en este mundo de crear nuevos espacios para la gente estaba mi futuro laboral.
Me veo en un futuro trabajando en equipo, con otros instaladores de otros oficios, un profesional de cada uno de ellos, para de que forma conjunta lleváramos a cabo la creación de nuevos espacios específicos para cada perfil de Cliente, a la medida y personalizados. Además creo que intentaría desarrollarlo desde un perfil profesional de todo mujeres, para así incentivar nuestra presencia y darle la normalidad que necesitamos, sin que haya más casos como el mío que no puedan compartir experiencias propias con otras mujeres y obtener respuestas. Daría prioridad a esas carencias que antes manifestaba de la obra, como higiene y aseos adecuados, ropa adecuada… Me gustaría tener esa combinación de equipo femenino para mostrar que no hay barreras que superar, que ya están superadas. Poder hablar de temas que no sean siempre “temas de hombres” algo que suele ocurrir en las obras. En ese aspecto no me veo descolocada porque siempre he estado entre hombres, me he manejado siempre bien y estoy acostumbrada, pero siempre es un poco como fútbol, sexo, chicas… sé que si estuvieran más mujeres habrían otros temas y conversaciones más diversas. Lo haría también como punta de lanza para aumentar la referencia femenina que tanto necesitamos para incentivar más presencia. Creo que yo he sido afortunada con la ayuda de Rafa, de mi Jefe, porque está claro que no todo el mundo está igual de dispuesto a apostar por ello.

“No logro entender esta forma de trabajar, complicando la vida a otros y dificultando el buen acabo también de todos”

Al margen de esa idea de equipo femenino de trabajo que consiguiera desarrollar ese tipo actuación global, me gustaría seguir siendo Instaladora. No me veo siendo empresaria, no me veo saliendo del montaje, no me veo metida en ese estrés y esa presión en el que veo que vive mi Jefe, o como veo el día a día de mi pareja que también es empresario. Siempre tienen que estar a todo, toda la culpa siempre es de ellos, sería algo en lo que no me veo. Me gusta montar cosas, vivir el hecho de hacer una casa en la que va a vivir otra persona, que va a ver a diario cada esquina que tú has hecho, eso me hace ilusión. El pasar por una calle y decir: “yo he creado los espacios de ese piso”, me llena el alma el construir, el crear cosas para la gente, hacer feliz a la gente con mi trabajo, con lo que yo construyo para ellos, creando un entorno para su día a día. Yo intento que cada trabajo que hago, en cada lugar en el que desarrollo mi trabajo, que todo quede lo mejor posible. Yo no pienso en levantar una pared, cobrar y pirarme. Llegamos a conocer a los propietarios de algunas viviendas que realizamos y la felicidad que les ves cuando les terminamos un trabajo, tal y como ellos se habían ilusionado y lo ven realizado a partir de nuestras manos, de nuestro oficio, a mí me llena el alma, me encanta. Eso es lo que más me llena de la obra, ni ganar dinero ni el estar ocupada, sino el poderle llegar a la gente.
En un piso que estuvimos remodelando de los años cuarenta, quitando los revestimientos de las paredes apareció un papel precioso, con un relieve, unos bordados… y del que he querido quedarme un trocito pequeño guardado en casa, porque aprecio el valor de las cosas que perduran y el recuerdo que lleva además consigo. Y a mí me gustaría que el día de mañana alguien quite una placa y piense en quien pudo estar detrás de ese trabajo… que de alguna forma pueda quedar además constancia que yo estuve allí y que hice ese trabajo. Y es que tengo que decirle que yo siempre firmo las casas. Cualquier obra en la que hemos intervenido tiene mi firma y la fecha detrás de alguna placa, porque creo que es algo increíble que eso suceda. Estuvimos en un local no hace mucho, que es un sótano que se ha reconstruido, y en una columna que quedó al descubierto se veía una fecha, mil trescientos noventa y algo y el nombre de una chica…Imagínese, eso lo escribió un día una chica y han pasado cientos de años y ahí está… pues eso es lo que yo quiero, poder dejar de alguna manera mi huella con lo que hago, en esa felicidad que se trasmite directamente a las personas y en ese futuro que alguien piense que hubo una instaladora que se llamaba Yara y que puso todo su empeño en crear esas estructuras, esos acabados… No me gustaría pasar por esta vida sin más, y este trabajo también me aporta eso, el poder trasladar esa vena creativa que va conmigo y que siempre me acompaña. Mirar un trabajo que yo hago, por el que me pagan y que me permite dejar mi huella, creo que es eso.
YARA-REVISTA-AD'IP-Nº50-en-el-trabajo-haciendo-pilar-pintura-Desde AD’IP Asociación Española se ha promovido, de forma coordinada con los demás gremios de Instaladores, crear un espacio normativo de criterios reguladores reconocidos por todas las partes de todos aquellos que intervienen con sus instalaciones sobre las Soluciones de Construcción Seca ¿Cómo es bajo su experiencia la convivencia con otros gremios en obra? ¿Qué representa para usted AD’IP Asociación Española, como la representación de su oficio, de los Instaladores de Sistemas de Construcción Seca, Falsos Techos, Aislamientos y Revestimientos?
– La convivencia en obra es con unos mejor que con otros. Nosotros solemos trabajar con muchas empresas con las que coincidimos y otras ocasiones tenemos que coordinar de primeras con otras con las que nunca hemos compartido una obra. Entonces hay gente que con la que ya nos coordinamos y una con la que se trabaja mejor y otras con las que se trabaja peor. Hay gente a la que le importa no tener que hacerte un agujero indebido, diciéndote que si le marcas con una X donde se encuentra y acaba el tubo ya sabe donde tiene que perforar y sacarlo. Sin embargo, hay otra que, a pesar de que se lo marques o intentes facilitar las cosas, te hace ocho agujeros en distintos sitios, te corta ocho perfiles y luego te dice que qué débil es tu tabique y qué raro que se mueva o se caiga la pared. Y es que si te has puesto a cortar perfiles para pasar un conducto de aire, te pones a desmentir o cortar montantes, está claro que debilitas o te cargas el trabajo de otro, pero no porque yo lo haya montado mal, porque al final eso es lo que parece. Yo lo he montado correctamente y luego viene otro sin mirar por tu trabajo y te lo desmiente y desmonta todo, y ahora intenta arreglar y con las instalaciones ya pasadas. A nosotros luego nos llaman y nos dicen: “tenéis que venir a arreglar un agujero o tenéis que venir que la pared se mueve”, no te dicen que es que han cortado unos perfiles que no debían. Sobre todo, me parece normal que se líen a hacer agujeros como unos locos, mucha gente no utilizan serruchos, no utilizan coronas… En una ocasión estuvimos trabajando en un piso en el que estábamos haciendo un techo de una cocina y estaban allí los del termo del gas. Nos dijeron que lo podíamos cerrar sin problemas, que ellos tenían espacio suficiente y que no les afectaba que lo termináramos. Les insistimos que les podíamos dejar un orificio o una placa sin poner, pero nos repitieron que ellos se iban a tomar una cerveza y que no había problema.

“… tengo la percepción de que hay unos empresarios Instaladores, que son competencia, que se reúnen y trabajan para conseguir mejorar y dignificar nuestra profesión, por el bien de nuestro Perfil Profesional y por el bien de las empresas y de todos los que instalamos”

Nosotros lo terminamos y encintamos y, cuando vuelve mi compañero a dar la mano de acabado fino se encuentra con un agujero enorme, pero además hecho a puñetazos, primero había hecho un hueco con algo contundente y luego se notaba que estaba roto, arrancado hacia abajo. Claro, esto supone hacer un hueco más grande hasta el perfil, subir de nuevo otra placa por la escalera a siete pisos, cortarla, emplastecerla… Meses después me encontré a estos instaladores en otra obra y me dirigí a uno de ellos diciéndole si le parecía adecuado ir destrozando de esa forma el trabajo de otros y más aún cuando habíamos intentado coordinarlo de la forma más adecuada con ellos. Le podríamos haber dejado un serrucho, como le indiqué, y haber hecho las cosas como se deben de hacer. No logro entender esta forma de trabajar, complicando la vida a otros y dificultando el buen acabo también de todos. ¿A ti te gustaría que te hicieran eso? no ¿verdad? ¿Pues entonces por qué actúas así? Yo personalmente lucho mucho por eso, por esa buena coordinación en obra de todos. Yo intento preguntar a un electricista, cuando hacemos un tabique que lleva aislamiento en el interior de su cámara entre los perfiles, ¿por dónde va tu corrugado? ¿Quieres que te lo marque y te lo deje indicado? Yo en todas las obras pregunto, en todas, y si hay una tubería de fontanería sin fijar miramos de que quede bien sujeta antes de cerrar el tabique, porque si aplaco y cierro, luego eso no se podrá dejar así y será una peor consecuencia para todos. ¿Por qué trabajar dos veces? No tiene sentido. Por eso reconozco la gran labor que supone ponernos todos de acuerdo con unos criterios básicos de trabajo, donde se establezca quién hace qué, cómo lo hace y en qué momento y de qué manera interviene cada uno, como usted sé que ha comentado en varias ocasiones, unos criterios que no dependan del coordinador de cada obra sino que tanto los Técnicos como los Instaladores los tengamos asumidos de principio como normas habituales y adecuadas de actuación. Seguro que será una norma muy adecuada y necesaria, para la mejor convivencia en la obra, para mejorar el acabado final del trabajo, y sobre todo para las actuales exigencias de la construcción en cuanto a preservar el adecuado aislamiento y la hermetización.
En relación a lo que conozco de la Asociación, sobre todo yo tengo la percepción de que hay unos empresarios Instaladores, que son competencia, que se reúnen y trabajan para conseguir mejorar y dignificar nuestra profesión, por el bien de nuestro Perfil Profesional y por el bien de las empresas y de todos los que instalamos. Entiendo que alguien tiene que velar por nuestro oficio y quien mejor que lo hagan las empresas que se dedican y viven de ello. Que nos podamos reunir y hablar sobre nuestros problemas personas que nos dedicamos a lo mismo creo que es algo básico y necesario. No tenemos por qué estar pisándonos, no tenemos por qué estar hablando mal de la empresa que tenemos en frente y muchas veces sin conocerse realmente. El concepto de compañerismo, de una ética común, el poder sumar con ideas nuevas que a lo mejor a uno solo no se le hubieran ocurrido para el beneficio común. Yo sé que necesitaría seguir siempre en contacto con la Asociación porque es una forma de estar en el espacio que se me entiende, que vive los mismos problemas que yo, el poder compartir lo que yo pueda aportar y poder también escuchar lo que otros me puedan decir.
Fuente: REVISTA AD’IP N.º50– Extracto de la Sección Interesa al Profesional – Ser Instaladora, esta es mi Profesión – Entrevista realizada y dirigida por Jesús M.ª Sánchez Traverso – Secretario General de AD’IP Asociación Española.






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