REVISTA AD’IP N.º53 – 3º CUATRIMESTRE 2023
SECCIÓN ACTUALIDAD – AISLAMIENTO Y CONSTRUCCIÓN VEGETAL, LA BIOCONSTRUCCIÓN COMO EJEMPLO DE SOSTENIBILIDAD
Monika Brümmer
DIPL. ING. ARQUITECTO (ESCUELA SUPERIOR DE BELLAS ARTES, HDK BERLÍN), ALEMANIA, 1996 – MSC EN CIENCIAS DE RESTAURACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO (FACULTAD DE CIENCIAS, UNIVERSIDAD DE GRANADA, UGR), ESPAÑA, 2014 – DOCTORA EN HISTORIA Y ARTES – TERRITORIO, PATRIMONIO Y MEDIO AMBIENTE (FACULTAD DE BELLAS ARTES, UNIVERSIDAD DE GRANADA, UGR), ESPAÑA, 2016-2021..
“Me gustaría diseñar y construir algún día un proyecto de cáñamo de utilidad pública”
Aislamiento y Construcción Vegetal, la Bioconstrucción como ejemplo de Sostenibilidad
En un momento en el que la construcción también se preocupa en reducir la huella de carbono, en el que la actuación humana frente al medio tiene por delante el reto de cambiar y obligarse a una senda que proteja y preserve nuestro planeta, cobra un gran protagonismo todo el conocimiento y la experiencia en el trabajo y desarrollo de productos y soluciones que provienen de la propia naturaleza, incluso de km 0, y que nos llevan a unos hábitos más cercanos y conservadores de nuestro medio ambiente a la vez que se encuentra el conocimiento ancestral con y el desarrollo en investigación y tecnología. Y cuando se habla de experiencia, conocimiento y construcción con vegetales, de la bioconstrucción y de una plena convicción y práctica profesional fiel a esos principios, se tiene la suerte de tener en España a una destacada arquitecta de referencia que ha dedicado toda su vida profesional a ello y, muy especialmente, a la investigación de la aplicación del cáñamo en la construcción.
Monika Brümmer vivía entre Berlín y Ámsterdam, y fue en esta ciudad holandesa donde compró un libro de un exiliado alemán en el que, además de descubrir España, pudo ver a través de él, de sus fotografías que lo ilustraban, muchos rincones que le entusiasmaron de todo el país. Lugares a los que pudo luego visitar cuando se trasladó a Barcelona, una ciudad cercana a Europa que le sirvió de tránsito y desde la que llegó a las distintas localizaciones que más le sorprendieron de este país. Y de ese libro pudo enamorase de las imágenes de las casas cueva de Guadix, a las que llegó y vio cómo, en la mayoría de los casos, se rehabilitaban de forma inadecuada, con materiales que no eran compatibles, que no respetaban el hábitat natural. Llevaban las tierras que retiraban de esas cuevas al vertedero, una tierra en que ella ya veía como el ideal conglomerante para hacer sus primeros bloques de cáñamo. Fue en ese momento cuando decidió comprar allí una cueva, en 1999, la rehabilitó y desde entonces reside en ella, en la provincia de Granada.
Recordando cómo ella misma ilustraba una de sus ponencias, en la que quería resaltar todos los posibles usos de una planta que le ha acompañado desde su proyecto final de carrera, se diría que: “Monika Brümmer sueña con cáñamo cuando se despierta sobre un colchón de cáñamo. Se toma una ducha, enjabonándose con un jabón de cáñamo, y se viste con ropa hecha con cáñamo. Se sienta en su patio, un espacio intermedio entre el interior y exterior de su casa cueva, un lugar luminoso y fresco en verano y muy acogedor y resguardado en invierno, y comienza su día con una infusión de cáñamo y desayunando con cáñamo. Se monta en una bicicleta de cáñamo para ir a su empresa, dedicada a la fabricación de soluciones constructivas con cáñamo. Revisa uno de sus proyectos, una casa realizada desde el exterior hasta todo el acabado de revoco interior, incluso los elementos verticales portantes y la cubierta, con algo más de 15 toneladas de cáñamo. Se desplaza luego en un vehículo, fabricado en muchos de sus acabados con cáñamo, y se dirige a su vivienda a disfrutar de su momento de lectura, con unas gafas de cáñamo, leyendo un libro hecho de cáñamo y frente a una guitarra que tiene de pie en una esquina, que le traslada siempre buenos recuerdos vividos, y hecha de cáñamo. Se prepara su cena, con cáñamo, para poder luego degustarla ante el acogedor calor de su estufa de biomasa de cáñamo, terminando el día viendo un reportaje de los nuevos avances en medicina con cáñamo, para ir finalmente a la cama pensando en si acabará su cuerpo finalmente momificado en una tela de cáñamo.”
– Desde 1999 trabaja en España como Arquitecta independiente, desarrollando proyectos de arquitectura bioclimática, así como de restauración del patrimonio de arquitectura vernácula y del hábitat troglodita. Habla perfectamente español, además de inglés, francés y de conocer el árabe clásico, pero su lengua materna y su origen es alemán. ¿Qué inquietudes, referencias o motivación fueron las que le llevaron a usted a tener este interés por su profesión, a la titulación en su país y a ampliar posteriormente su formación ya en España en todo lo que implica el ámbito de la arquitectura, la historia, el arte y el medio ambiente? ¿Qué es lo que más le gusta y apasiona de su trabajo y qué evolución ha vivido en su valoración en el tiempo de su profesión y dedicación?
– Básicamente quería dedicarme a la segunda piel, no a la tercera. Es decir, fui aceptada en la Escuela Superior de Bellas Artes de Berlín, en Arquitectura, después de haber sido rechazada en una escuela de diseño de moda con el mismo portafolio. Descubrí sobre la marcha que la arquitectura es muy completa y exigente. Reúne comunicación, normativa, ingeniería, diseño, habilidades prácticas y ciencia. También implica responsabilidad hacia el bienestar del usuario del edificio y salud del medio ambiente en el que se sitúa. Tener en cuenta tantos puntos solo se hace viable si el promotor se deja guiar por nosotros los arquitectos, dado que cada cambio afecta a todos los puntos a tener en cuenta. El factor artístico y tecnológico de la arquitectura me importa mucho y el hilo rojo es la satisfacción con lo diseñado, donde todas las piezas de nuestro trabajo encajan.
En la práctica actual, los procesos relacionados con la construcción están, en gran medida, vinculados a las industrias más destructivas, contaminantes y visualmente impactantes del mundo. Se necesitan buenos arquitectos para salir de esta irresponsabilidad hacia el medio ambiente. Observo una progresiva violación de la belleza del entorno construido y paisajístico, por no contar lo suficiente con nuestra participación como arquitectos.
En diferentes momentos desarrollé diferentes prioridades. En arquitectura y ciencia de materiales no tengo más remedio que inspirarme en las oportunidades que se presentan y el alcance que cada oportunidad trae, a menos que trabaje por mi cuenta.
Lo que me sigue guiando es la construcción con cáñamo, en la que he estado practicando desde mi proyecto final de carrera. No sólo es muy versátil a nivel tecnológico y artístico, sino que también ofrece un confort inigualable. En las últimas décadas se ha requerido un enfoque científico porque, a diferencia de los materiales inertes, los materiales vegetales representan un nuevo desafío en el contexto de la construcción. Esto despertó mi interés por la ciencia de materiales. Completé mis conocimientos como arquitecta y fabricante de materiales de cáñamo con una época formativa que me ayudó a comprender mejor cómo funciona el hormigón natural con agregados vegetales. Solo aquellos que son expertos en un campo pueden optimizar la tecnología. Esto, a su vez, requiere una época previa de experiencia profesional. De la observación práctica surgen los temas experimentales y dignos de estudio.
En cuanto a mis primeras pretensiones de orientar mi formación en la escuela de diseño de moda, creo que de ahí siempre me ha acompañado la creatividad y el diseño. A veces no se pone en valor ese diseño en la construcción. Cuando uno se compra un traje se compra uno que le atraiga, uno bonito, que le guste. En ese símil de la tercera piel que es el espacio donde habitamos, hay personas que solo valoran el exterior de ese traje y no se preocupan por cómo les sienta interiormente. Sin embargo, hay otras que lo que verdaderamente les preocupa es el interior. El tejido debe de tener una parte importante funcional, tiene que ser transpirable, estar dotado de unas características técnicas confortables a su uso, además de una estética. Yo intento integrar esos mismos conceptos en mi arquitectura. Le puedo poner el ejemplo de una chilaba de lana que yo me compré en Marruecos, que me sirve tanto en verano como en invierno; es una fibra natural porosa e higroscópica y por ello termorreguladora, en verano nunca es demasiado calurosa y en invierno me viene perfectamente sobre la ropa. El incorporar diseño y funcionalidad en los proyectos es fundamental para mí en mi trabajo.
“Mi mejor Cliente es el que da la máxima libertad y con él es con el que puedo hacer el mejor proyecto”
– En cuanto a esos orígenes en su formación, haciendo más hincapié en sus referencias o motivación ¿hay algún vínculo familiar o de su entorno cercano que le acercaran a esta profesión o que cree que le hayan podido influenciar para ello y, de igual forma, cree que usted misma es una referencia para otras personas? Y en cuanto a la arquitectura, ¿en algún momento ha pensado en diseñar y construir con los sistemas de construcción convencionales con los que vemos construir la mayoría de las obras y cuál podría decirse que sería su proyecto ideal?
– En mi caso no tengo este vínculo profesional familiar al que usted hace referencia, aunque sí espero que mis avances, estudios y desarrollos en materia de bioconstrucción sirvan en un futuro para que algunos alumnos, empleados o colaboradores entiendan y le den valor a mi trabajo. En cuanto a tener una referencia en mi casa, con mis padres, en principio le diría que su ocupación profesional no tenía mucho que ver con mi trabajo. Si me paro a pensar en ello, quizá en esa parte práctica en la que yo intervengo en mi profesión de arquitecta, quizá en ello sí que tenga alguna referencia en la que reflejarme de mis padres. Ellos me enseñaron sobre todo a resolver y a salir por mí misma de los problemas. Hay mucha gente que se ahoga fácilmente ante la adversidad o necesita de mucho apoyo para poder superar tareas. Quizá me veo en esa actitud en ese momento al que llegué a asumir el poder crear mi propia fábrica de bloques de cáñamo, en un espacio en el tiempo donde descubrir e investigar dentro de la construcción, y en su momento siendo además mujer, era en un entorno apasionante pero complejo de trabajo. Tuve que asumir problemas de maquinaria, de producción, embalaje, de operarios…
“Otro tema que me interesa es la rehabilitación y la valorización de la arquitectura vernácula”
Mi padre soñaba con ser piloto pero, debido a un accidente, tuvo que tomar otros rumbos. Era un investigador polifacético, ingeniero de electrónica y radiofrecuencia y doctor en biología humana. Trabajó en un hospital universitario, donde investigó huesos humanos, por ejemplo. Refutó una teoría de un conocido arquitecto alemán llamado Frei Otto, que decía que los huesos estaban formados por “pneus” (una especie de cámaras de aire). Mi madre era una asesora de eficiencia energética, que estaba involucrada en mostrar el funcionamiento y el uso eficaz de toda clase de aparatos electrónicos domésticos que surgieron en los años sesenta.
Usted ahora está provocando que yo haga una pequeña retrospectiva de mi vida, como mujer que llega de otro país con mucha ilusión y nuevas ideas de cómo mejorar nuestra forma de construir y adaptar nuestros espacios. Que se enfrenta a la idea de introducir nuevas propuestas en un espacio muy cerrado y anclado en su momento en lo tradicional, como es el de la construcción, que se dispone a desarrollar una fábrica y todo esto siendo mujer y con sus propios medios. Por eso hablo de esa capacidad de poder superar problemas y adversidades persiguiendo una ilusión, un sueño, unas convicciones propias.
Entiendo que lo que he hecho ha sido cuestionar mi profesión, no limitarme a construir con hormigón armado y ladrillos tradicionales. Debo decirle que me han surgido posibles trabajos de este tipo pero que nunca he aceptado. Creo que hay que ser, por encima de todo, coherente con una misma, tanto en lo personal como en lo profesional, y no lo he aceptado ni lo haría ahora. Conozco a otros arquitectos que se dedican a la construcción convencional y que querían también dedicarse a la construcción con cáñamo, pero yo les digo que hasta que no dejen ese tipo de construcción y se centren en este mundo, nunca podrán hacerlo. Hace falta dedicación, práctica, dominio de las soluciones para poder sacar el mejor partido y resultado, y evitar así, con el aprendizaje y experiencia, el cometer errores que puedan provocar futuras patologías y que hagan un flaco favor a todo el esfuerzo y la investigación que otros hacemos para que eso no ocurra. Para mí sería incompatible e hipócrita si yo hiciera en paralelo otro tipo de obra, perdería toda la credibilidad. Prefiero decir que no a un proyecto que no me identifica y trabajar en algo en lo que verdaderamente me siento a gusto.
Mi mejor Cliente es el que da la máxima libertad y con él es con el que puedo hacer el mejor proyecto. Porque algunos clientes son como estudiantes de arquitectura del primer año. Muy ilusionados, ven hoy una cosa, mañana ven otra, y cambian de idea conforme van aproximándose a este sueño de construir un hogar. Por un lado, es una participación positiva, por otro lado, nos dificulta a los arquitectos el ya de por sí complejo proceso de desarrollar un proyecto, en el que muchísimas piezas tienen que encajar. Yo intento guiarles hacia la sencillez de un estilo definido, no un revuelto de cosas inconexas.
Por eso me atrae últimamente tanto la idea de crear algo que sea visitable, porque así sería de un gran dominio público los beneficios de confort y acabados estéticos de este tipo de construcción.
“La importación no beneficia al crecimiento porque es un modelo económico que enriquece a unos individuos sin que se creen bioeconomías rurales”
Me gustaría trabajar en un proyecto de utilidad pública, un centro cultural o educativo, un museo, un punto de encuentro donde el propio material con el que se ha construido fuera una escuela.
Otro tema que me interesa es la rehabilitación y la valorización de la arquitectura vernácula. En España he visto que muchas veces se borra lo antiguo y se hace todo nuevo sin dar continuidad a un rico contexto cultural. Modificar un cortijo o a una cueva incorporando bloques de hormigón y acabados sintéticos, colocando unos aparatos de aire acondicionado… es todo un despropósito. No se aprecia realmente qué es una vivienda o un espacio bio-natural de una calidad y un confort muy meditado por los antepasados.
Es curioso como en las últimas dos décadas se veía o consideraba la casa cueva como algo de menor nivel, al igual que trabajar con materiales vegetales se confundía algunas veces con volver a tiempos primitivos. Y tener que pagar algo más por materiales naturales, mientras no son tan generalizados como los materiales y aislantes sintéticos y minerales, tampoco les ayuda a muchas personas a decidirse, pero creo que hay un gran futuro y mucho por desarrollar en ese espacio, con la seguridad de que quien prueba estas soluciones, y vive en estos espacios con este tipo de materiales aislantes higroscópicos o construye con ellos, no quiere volver a una envolvente de materiales petroquímicos o altamente alejados de la naturaleza.
Es importante encargar estas reformas a un arquitecto para poder realizar realmente un proyecto integral y adecuado. Vienen a mí muchas veces propietarios de cuevas o cortijos, incluso edificios históricos, cuando ya han fracasado en el desarrollo de la reforma y quieren que les dé una solución. Resolver las patologías a posteriori es mucho más costoso que contratar el proyecto global antes de llevar a cabo modificaciones, que provocan daños difícilmente reversibles.
Para bajar la huella de carbono en la edificación, que en gran parte es debido al consumo de materiales poco sostenibles, es muy importante pensar en rehabilitar, pero con mucha concienciación. Salvaguardando, conservando con tecnologías compatibles, pero actualizando los espacios habitables y regenerando su entorno, que forma parte del escenario arquitectónico y su estado de brillo y “salud”.
– Ha realizado y participado en más de seis Publicaciones Científicas, en Congresos, en decenas de Ponencias en multitud de países, en Sudamérica (Argentina, Colombia, Paraguay, Costa Rica…) en Canadá, Países Bajos, España, Francia, Bélgica, Irlanda, Alemania, Australia, Italia, Portugal, Senegal, Eslovenia, Somalia, Grecia, Eslovaquia, Marruecos… siempre defendiendo la construcción sostenible y totalmente entregada al trabajo de difundir la tecnología, muchas veces tan desconocida, unida a la aplicación práctica del uso de fibras vegetales en bioconstrucción, más allá de teorías que se quedan en promesas de voluntades y buenos propósitos. ¿Cuál diría usted que es el mensaje más importante que intenta trasladar y que le gustaría que interiorizaran y llegara perfectamente a todo ese numeroso público que se encuentra al otro lado? Y en todo este extenso recorrido ¿Cuáles serían las lecciones más importantes que usted se lleva o que ha llegado a aprender también de toda esta experiencia divulgativa?
– Para lograr un impacto más rápido y competidor en un país que recientemente se ha sumado a las tendencias internacionales actuales, como es la industria del cáñamo, es necesario trabajar con personas que tengan amplia experiencia práctica en el tema que se está desarrollando y con cuya colaboración no se pierda tiempo y dinero en reinventar la rueda. A veces hay nuevos eruditos que implantan el cáñamo en su país, importando tecnologías de otros contextos, ocasionando que esos proyectos no salgan igual de ejemplares en nuevas áreas, y eso da a veces una referencia discordante con el nuevo contexto cultural o climático. Entonces estas figuras que aparecen como nuevas referencias internacionales, y que no aplican las experiencias de muchos años y todo lo que hay que tener en cuenta en cuanto a climatología, formulaciones, metodología, etc., son el principal efecto negativo para la adecuada difusión de conocimiento y la adecuada técnica aplicada a este tipo de construcción.
“En ese momento no era consciente de que esto me llevaría a lo que hoy es uno de los desafíos más visionarios de la construcción”
Asimismo, traficar materiales y modelos es fácil y cómodo, pero no representa una práctica responsable dado que para la construcción de edificios se trata de volúmenes importantes con una importante huella económica y ecológica. La importación no beneficia al crecimiento porque es un modelo económico que enriquece a unos individuos sin que se creen nuevas bioeconomías derivadas de productos agrícolas. Siempre que se presenta la oportunidad, me gusta por ello encontrar y practicar soluciones que se adapten a las condiciones locales y respondan al clima, los recursos disponibles y el contexto cultural. No tiene sentido importar tecnologías constructivas derivadas de otros contextos, ya que lo más probable es que no proporcionen el mismo resultado que en el escenario de origen o bien precisan especialidades y recursos complementarios que no existen en el nuevo entorno. La construcción con cáñamo permite jugar muchas cartas a través de una variedad de materiales, formulaciones y métodos adaptativos. De igual forma, me gusta contar con mano de obra kilómetro cero para difundir nuevas prácticas de bioconstrucción. Un edificio piloto se puede convertir en una escuela taller. Esto requiere una gestión de trabajo y dirección de obra intensiva e inventiva, pero es el mejor comienzo para una nueva tecnología. Los obreros desinteresados se eliminarán solos. Quedarán a disposición los más habilitados y dispuestos para trabajos posteriores.
Los mismos proyectos piloto pueden convertirse en laboratorios de estudio, ya que la respuesta de materiales y formulaciones de origen vegetal, deben medirse y analizarse en un espacio construido real donde los materiales, junto con un diseño bioclimático, alcancen su máximo potencial. Es allí donde pueden convencer al visitante a nivel olfativo, higiénico y de confort. Nuestro cuerpo posee unos mecanismos de autorregulación para cuando se siente inconfortable. Una envolvente acogedora debe de regular para nosotros, servir de limitar el uso de estos mecanismos para proporcionar salubridad y vivacidad. Muchas viviendas creadas en los primeros 20 años del siglo están compuestos por materiales altamente inconfortables, presentan signos ocasionados por la mala calidad del aire, descompensación térmica, condensaciones, cargas electromagnéticas, partículas, vapores de origen químico en suspensión, etc. Sin embargo, los aislantes de construcción basados en recursos fitogénicos son bajo mi experiencia los más adaptativos a diversas condiciones climáticas, desde semiáridos hasta mediterráneos y tropicales.
– Desde que terminó su primera carrera formativa de arquitectura en Alemania, orientó ya su interés a una planta de la que venimos comentando, a un vegetal que por su capacidad de adaptación a multitud de variaciones climatológicas se cultiva en casi todo el mundo, que tiene una gran capacidad de crecimiento, que precisa poca energía para secarse, unas fibras muy resistentes con buenas capacidades estructurales y aislantes… ¿Qué conocía usted del cáñamo cuando centró su proyecto de final de carrera a la aplicación de este vegetal de uso milenario a la construcción y cuáles son las principales características y prestaciones que ofrece a la bioconstrucción y a la sostenibilidad?
– Conocí la planta a través de algunos usos industriales, como el de papel de moneda y de cordelería, o el de sellado de codos de fontanería, pero no en relación con la construcción de envolventes. La magnitud histórica del potencial industrial del cáñamo me llamó la atención en 1995, cuando en Alemania se debatía la despenalización del cáñamo industrial. Se volvió a cultivar un año después, cuando presenté mi proyecto de fin de carrera llamado “Hanf” (cáñamo). En esta época Francia era el país de referencia de un nuevo material de construcción: el hormigón de cañamiza (agregados leñosos de cáñamo) y cal. Aunque en ese momento no tenía computadora ni internet, encontré todo tipo de materiales en Europa que me sirvieron de inspiración para diseñar un proyecto arquitectónico, incluyendo maquetas y dibujos. Cartulina, papel y tintes, textiles, cordelería, tableros de cañamiza, cañamiza para hormigones aislantes y fibra a granel. En ese momento no era consciente de que esto me llevaría a lo que hoy es uno de los desafíos más visionarios de la construcción. Era un camino de emprendimiento, ya que en ese momento la ciencia apenas comenzaba a detectar y tratar el tema. En mis inicios no había referencias viables ni seguridad económica. En el viaje empresarial que afronté hace casi tres décadas, participé en que el cáñamo haya vuelto a ser el centro de atención entre un número creciente de naciones, para diversificar la cartera agrícola y promover cultivos ecológicamente beneficiosos. Durante este proceso contribuí a romper barreras legales y de capacitación para estar al día con las tendencias de consumo global e incluso reducir la huella de carbono, tan significante en la construcción contemporánea.
“…contribuí a romper barreras legales y de capacitación para estar al día con las tendencias de consumo global e incluso reducir la huella de carbono, tan significante en la construcción contemporánea”
La superioridad del cáñamo sobre otros cultivos se debe a su rápida producción de biomasa y su bajo desperdicio, siempre que se explore su potencial multifacético y no se priorice una sola faceta.
El cáñamo se puede procesar para obtener una amplia gama de productos ecológicos que van desde cannabinoides medicinales y aceites terapéuticos hasta una gama cada vez mayor de productos agroindustriales como alimentos para humanos, piensos, cosméticos e higiene natural, materiales de embalaje, textiles y cordelería, combustibles y materiales de construcción, utilizando cada componente de la planta. Si solo nos fijamos en el ámbito de la construcción, las dos partes principales del tallo (fibra y cañamiza) nos proporcionan una infinidad de materiales. Los más conocidos son paneles de fibras aislantes, fieltros amortiguadores, áridos vegetales para hormigones aislantes, bloques y piezas prefabricadas, aceites protectores para la madera, textiles técnicos para biocomposites y tableros y pellets para la construcción en seco.
“Determiné la necesidad de diseñar otras formulaciones, más adaptadas a regiones semiáridas y mediterráneas”
Todo esto proviene de un cultivo milenario que no requiere herbicidas ni pesticidas, mejora el rendimiento del suelo, consume una cantidad limitada de agua, comparado con cultivos similares, tiene una resistencia natural muy alta a roedores y plagas y posee la fibra más resistente en el mundo vegetal. Si sumamos sus propiedades físicas tenemos aún más argumentos a favor de su uso. Los materiales de construcción de cáñamo tienen poca energía incorporada respecto a los aislantes sintéticos y minerales. Consisten de fuentes renovables con los que se pueden crear envolventes que son capaces de retrasar el calentamiento global porque actúan como sumideros de carbono. Hasta ahora, el material ha demostrado una durabilidad prometedora y un excelente comportamiento frente al fuego. Es reutilizable o reciclable, sin pasar por procesos complejos que nuevamente contaminan, y tiene beneficios que van más allá de los aislantes sintéticos y minerales. Destaca su nula toxicidad y su capacidad para afrontar la complejidad del clima mediterráneo al minimizar los excesos térmicos en el interior de los edificios, no solo a través de la conducción sino también de la radiación y la capacidad higroscópica que favorece la convección.
– Se ha encontrado muchas barreras técnicas, formativas, reguladoras, de normativas y de comercialización del cáñamo que han hecho difícil poder trasladar a la sociedad de forma adecuada esta información. Hay mucha teoría y buenas palabras, pero el desconocimiento impide llegar a dar el impulso adecuado de investigación y puesta en práctica de proyectos. Al ser materiales vivos hay que tener en cuenta muchos factores para evitar posibles patologías y alteraciones en la estabilidad o coloración. La investigación no tiene sentido sin la práctica y más si cabe que, desde la revolución industrial, la investigación en productos sintéticos dejó de lado a los vegetales. ¿Cuáles han sido sus líneas de investigación en todos estos años y en qué haría falta invertir y seguir investigando en este sentido, en la línea de favorecer el uso de estos vegetales en la construcción y rehabilitación?
– Al dar un paso hacia el futuro, está en manos del promotor y del arquitecto diseñar sus sueños personales y sostenibles. El encanto del hormigón de cáñamo no reside únicamente en su belleza, sino que surge de las aspiraciones conscientes de un cliente y del diseño visionario que proporciona un técnico que entiende su arte. Juntos, nos embarcamos en un viaje transformador, creando equilibrio, dando forma a un mundo vibrante, en armonía con el medio ambiente, el entorno y las generaciones futuras.
Para que esto funcione, puedo respaldarme hoy en innumerables investigaciones y también observaciones prácticas como fabricante, diseñadora de envolventes y directora de obra.
A partir de los años 90 se publicaron un creciente número de investigaciones sobre el cáñamo industrial como material de construcción, especialmente en relación con la formulación de hormigones de cáñamo-cal, que se utilizan desde entonces en muros compactados, soleras y cubiertas, y también en bloques y piezas prefabricadas. Intenté identificar las deficiencias, no añadir otro estudio a los temas más explorados. Identifiqué muchos estudios que pretenden optimizar el rendimiento térmico conforme a las directrices en climas Nórdicos.
Determiné la necesidad de diseñar otras formulaciones, más adaptadas a regiones semiáridas y mediterráneas. De mejorar mecánicamente este compuesto para hacerlo resistente, sin renunciar a sus cualidades higrotérmicas y a su alta permeabilidad al vapor. De comprobar su durabilidad frente a diversos tipos de clima, entre los que el Mediterráneo se ha identificado como el más exigente. De identificar posibles patologías que puedan surgir como, por ejemplo, las relacionadas con una aplicación precipitada de un recubrimiento.
Lo que hago en mi fabricación de bloques es envolver el material vegetal con otro material que completa sus faltas, como es la resistencia mecánica o al fuego. El CANNABRIC, no obstante, tiene una resistencia al fuego de más de 120 minutos, aunque tiene una formulación intrínseca de material vegetal. Si los materiales se complementan en características térmicas, acústicas, mecánicas, y de comportamiento al fuego, al final conseguimos un mejor resultado de conjunto. Por ejemplo, el cáñamo es más poroso frente a la tierra, que es más resistente a la comprensión, y el cáñamo es de menor conductividad térmica frente a la tierra, que tiene buenas capacidades de afrontar oscilaciones de temperatura. La complejidad del hormigón con una cantidad intrínseca de agregados vegetales es alta en comparación con aquel hormigón tradicional, elaborado con agregados inertes. Intenté desarrollar estrategias que mejoren el contacto entre el material vegetal y el conglomerante, para independizar el hormigón de cáñamo de una estructura portante de madera, es decir, convertirlo en un material portante. Los primeros edificios de CANNABRIC que se construyeron en España, y que ya tienen casi 25 años, lo que confirma la durabilidad mecánica del material. Actualmente, mi objetivo es monitorear uno de mis proyectos piloto de cáñamo durante algunas estaciones claves del año completo, para observar el confort, entre otras cosas, la reacción de la envolvente a las condiciones climáticas circundantes, la calidad del aire y la humedad relativa, ya que la simulación energética puede falsificar el resultado, especialmente si se trata de aislantes orgánicos, con un comportamiento dinámico.
“Este proyecto actual consiste en una casa bioclimática y ecológica contemporánea, que da continuidad a tecnologías derivadas de la arquitectura vernácula de la región…”
– Usted tiene la experiencia de haber llevado a cabo un proyecto en el que todo el material empleado en la construcción se encontraba a menos de 500 metros de la construcción de la nueva vivienda, en un gran trabajo de adaptación y empleo de las piedras del terreno, los deshechos vegetales, la madera de cedro de los propios recursos forestales de la localización y la propia tierra del lugar. Lo que a priori podría parecer algo primitivo resulta algo totalmente científico, dado el control total que hay que tener en la formulación de las mezclas, los ligantes, el orden, los tiempos… No fracasar en el proyecto es todo un desafío. ¿Podría comentarme este proyecto con detalle y destacando todos los retos y el respaldo de experiencia con el que se tienen que contar para un resultado exitoso como el que está logrando?
– Actualmente estamos terminando este proyecto. Es una iniciativa, financiada mediante Crowdfunding, fruto de una década de voluntariado que practiqué al otro lado del Mediterráneo, en compañía de un activista indígena del territorio rural del Alto Rif Central, que me invitó a finales de 2013 tras interesarse por mi trabajo. Después de fundar juntos la cooperativa Adrar Nouh, nuestras iniciativas consisten en desarrollar proyectos alternativos de cáñamo que desvinculan la población bereber de la dependencia de los ingresos derivados de una actividad informal. Si bien las condiciones legales han cambiado en 2021, aún quedan muchos desafíos por delante, ya que nuestro principal objetivo es identificar y corregir las faltas que se crearon en la región y que se agravaron gradualmente luego tras acontecimientos históricos que transformaron la producción tradicional de cáñamo en un comercio ilícito para un mercado internacional. Durante décadas, esta actividad ha tenido graves consecuencias sobre el medio ambiente y el desarrollo humano en la región, transformándola en una zona tabú, a pesar del fuerte potencial recreativo y cultural que poseía antes.
Lo cierto es que tenía la suerte de que me llamaron de parte de la sociedad civil para colaborar en el proceso de promoción de cáñamo industrial, encaminando hacia una posible legalización de cáñamo en el país. Más adelante, actuamos en nombre de una cooperativa para desarrollar proyectos pilotos con los materiales desaprovechados, es decir, los tallos de la planta que se solían quemar en los campos… Marruecos era en este momento el mayor productor de cáñamo ilícito en el mundo y, en principio, todo era enfocado hacia la aprobación de las partes de la planta más recompensatorias económicamente hablando, destinables a usos medicinales. Hemos hecho un esfuerzo de promoción de la parte más industrial, con la esperanza de que se incluyera en la ley. Ahora continuamos esta iniciativa dentro de un marco legal, pero aún los agricultores tienen cierto miedo de declarar sus explotaciones en el tránsito de producción legal. Nuestra nueva cooperativa de transformación además tiene también nuevos desafíos, los de valorizar el recurso completo, que incluye tallos, flores y semillas. Cuando hablo de la importancia de obtener materias primas kilómetro cero me refiero también a la conservación y rehabilitación de la planta autóctona. Se trata de un tema cultural y también de sostenibilidad porque la semilla importada ha hecho un enorme daño al medioambiente y también a las familias cultivadoras.
Ahora tratamos de concienciar a través de proyectos más públicos que permitan un impacto de difusión de los versátiles usos de cáñamo en el país. Conozco y visito las regiones más remotas desde hace diez años, conozco la población, las faltas y el potencial en la región, el cultivo en todas las etapas, el clima… La estructura socioeconómica es muy importante y el impacto en la población es fundamental. Cuando los cultivadores se incorporen a este proyecto luego nosotros tenemos que poder asegurarles la compra de la cosecha y, para ello y a su vez, debemos encontrar proyectos y mercados.
Nuestro edificio piloto, diseñado por Cannatektum y construido por nuestra cooperativa Adrar Nouh, representa un cambio de rumbo en la que hoy es estadísticamente la región más poblada y más pobre de Marruecos, muy precaria en términos de servicios y logísticamente complicada de atender e igualar.
Este proyecto actual consiste en una casa bioclimática y ecológica contemporánea, que da continuidad a tecnologías derivadas de la arquitectura vernácula de la región, y tiene como objetivo proponer e impulsar soluciones para el desarrollo de agro economías con recursos locales. Dispone de recursos agrícolas (residuos de tallos de cáñamo autóctono), forestales (madera de cedro) y minerales del entorno de la obra (piedra arenisca cuarcítica, pizarra y arcilla). Cuenta con mano de obra local, transformando la obra en un taller rural donde los tallos de cáñamo despreciados se convierten en productos aislantes creativos para construir paredes, soleras y techos. En la fase actual ya podemos sentir que la envolvente protege de las duras condiciones invernales, encontrándose a 1.600 metros sobre el nivel del mar. Percibimos que este ejemplo constructivo tiene el potencial de combatir la deforestación a través de la eficacia de su envolvente aislante. Concluimos que el cáñamo autóctono también es aprovechable para fabricar materiales valiosos para la revitalización del patrimonio vernácula. El proyecto es, por tanto, un modelo de concienciación sobre la salud ambiental y un conocimiento correctivo a favor de un espacio que permita a los residentes desarrollar plenamente sus virtudes y de estimular la preservación y promoción de la rica identidad cultural bereber.
– Como contraste, y sin salir de un proyecto sostenible, altamente eficiente e innovador, en el desierto del sur de Marruecos tuvo que realizar una construcción en tres semanas de un proyecto elaborado durante los ocho meses anteriores y que combinaron el aspecto industrializado de la prefabricación con el uso rudimentario de la tierra seca. Todo ello con resinas vegetales y con el protagonismo del cáñamo. La aplicación de alta tecnología y prefabricación con soluciones vegetales tradicionales. ¿Podría comentarnos cómo fue el desarrollo de esta propuesta, desde el proyecto hasta su ejecución, y cuáles fueron los retos más importes y los resultados?
– Sunimplant fue nuestro primer edificio con cáñamo de origen marroquí, y ganó la participación en la competición de Solar Decathlon 2019, la primera edición en África, bajo el patrocinio del Rey. Era un proyecto que formó parte de nuestra militancia por la despenalización del cáñamo industrial en Marruecos, un año y medio antes de la legalización.
Al ser coordinado y levantado junto con la segunda mayor escuela nacional de arquitectura en Marruecos (ENAT) tenía una función didáctica al mismo tiempo de ser inspirado en las necesidades de regiones africanas remotas.
Nuestra Cooperativa Adrar Nouh tenía a cargo el diseño arquitectónico, el procesamiento y la formulación de materiales de cáñamo, así como la gestión de la construcción compartida con profesores de dicha escuela.
Las instalaciones y la eficiencia energética fueron resueltos por la Escuela Nacional de Ciencias Aplicadas de Tetuán, mientras que el centro alemán Fraunhofer de fotovoltaica de sílice nos asesoró en integrar tecnología en la piel esférica del edificio.
El diseño ahorrativo de materiales y energía fue inspirado en la arquitectura africana arcaica. Se desarrolló con una disposición circular de muros de hormigón de cáñamo de alta efusividad térmica, utilizando desperdicios agrícolas procesados localmente en la región Marroquí del Alto Rif. Una segunda piel esférica, hecha de un bio-compuesto de fibra de cáñamo, integró tecnología fotovoltaica sin marco, de células de silicio cristalino, siendo la más eficiente del mercado y cuyo rendimiento se optimizaba a través del sustrato portador aislante. Los paneles fabricados por inyección al vacío se resolvieron con resinas de origen vegetal en el mayor porcentaje, que suelen mostrar una elevada resistencia a los rayos UV en comparación con resinas sintéticas, y lograron un paso de 2,35 m a través de una densa disposición de fibras de cáñamo, lo que implicó meses de preparación y ensayo.
Otro reto de este proyecto era cumplir con los escasos plazos de preparación y entrega, y completar la financiación de un trabajo que implicaba materiales y tecnología nunca vistos en el país, y no representados por ningún posible patrocinador. El edificio de 90 m2 tenía que ser levantado en 26 días y con estudiantes muy jóvenes, mientas trabajábamos bajo extremas condiciones climáticas en una zona semidesértica del sur del país.
La tecnología y lo tradicional se complementan, pero no se debería sustituir con tecnología lo que les falta a los materiales, sus problemas o carencias. En este caso no queríamos utilizar tecnología para refrigerar los espacios. Los 18 equipos que venían de todas partes del mundo a construir su Pabellón, de una media de 90 m², la mayoría de ellos, incorporaron sistemas de aire acondicionado para cumplir los requisitos de mantener los 26ºC máximo dentro del habitáculo. Hay que tener en cuenta que, durante la Expo, en el exterior hacía entre 42ºC y 46ºC a la sombra. Necesitábamos crear ese ambiente con esa temperatura regulada y yo renuncié a llevarlo a cabo con la incorporación de estos aparatos de climatización como muchos sí hicieron. El diseño bioclimático tenía que resolver perfectamente este cambio de temperatura solo por la propia aplicación y combinación de materiales y soluciones. Diseñé una doble piel, una exterior, que creaba una sombra sobre la interior y que además disponía en la parte superior una adecuada salida que permitía renovar todo el aire que se iba calentando en ese espacio, subiendo con el efecto chimenea, y que permitió esa reducción de 20ºC, ya que no llegamos a superar el límite impuesto de 26ºC.
“El diseño bioclimático tenía que resolver perfectamente este cambio de temperatura solo por la propia aplicación y combinación de materiales y soluciones”
Conseguimos por primera vez darle valor a la utilización de materiales novedosos que nunca se habían empleado en Marruecos, cáñamo autóctono, al igual que una envolvente de biocomposite de fibra de cáñamo y resina vegetal que era muy desafiante de realizar. Esos paneles eran lo único que se fabricó en España, tras descartar otras opciones, ya que en Marruecos no encontraba quién pudiera hacerlo. Al final, en España pude hacer este experimento, con la dificultad de aplicar una resina que atravesara una disposición densa y larga de fibras naturales. Ha llamado mucho la atención el conseguir fabricar este panel, en concreto desde la Asociación Europea de Cáñamo Industrial, con sede también en Bruselas, me solicitó el exponerlo en un congreso internacional de solo expertos en el ámbito del cáñamo. El proyecto Sunimplant estuvo entre los finalistas. Ganó el primero una maquinaria de procesamiento y el segundo fue el mío, algo que me reconfortó por el reconocimiento internacional que ello conllevaba.
– El proyecto Sunimplant, del que nos ha detallado ampliamente toda su ejecución y como nos ha comentado, fue galardonado con el segundo premio del Congreso Internacional de la EIHA (Alemania, 2020) y nominado al premio Aga Khan de Arquitectura (Suiza, 2021), teniendo un importante impacto en Marruecos para el desarrollo de una ley que permitirá la exploración industrial del cáñamo. Usted ya tuvo la experiencia de participar en el Comité Técnico de UNE sobre el desarrollo y la actualización de la norma UNE-EN 41410 para ladrillos de tierra comprimida. ¿En qué circunstancias se encuentra hoy en día en España y en el resto del mundo la regulación con respecto a la producción y procesamiento del cáñamo para su uso en la construcción? ¿Cuál es siguiente paso que se tendría que dar, además del de investigación antes comentado, a nivel legislativo, o de superación de un rechazo cultural, según su opinión?
– Es importante señalar que afrontar el bajo empleo de aislantes vegetales y soluciones naturales en España, donde el cáñamo industrial no es una nueva legalidad, requiere un enfoque multifacético y puede llevar tiempo y esfuerzo obtener resultados significativos. Este proceso perdura siendo progresivo pero lento hasta que los formuladores de políticas, los líderes comunitarios y las partes interesadas trabajen juntos para encontrar soluciones que prioricen la asequibilidad y la accesibilidad de aislantes naturales para todos.
Otro factor importante es agilizar los procesos de planificación y aprobación de estos proyectos para no retrasar la construcción y sobre todo la rehabilitación del patrimonio de construcción vernácula con materiales naturales, es decir, materiales de alta permeabilidad al vapor como aquellos derivados de materiales vegetales y conglomerantes naturales. Un patrimonio arquitectónico tan rico como tiene España necesita mucha más atención profesional, porque la gran mayoría de métodos y materiales tradicionales, disponibles en la actualidad, crean patologías que a la larga son mucho más costosas de reparar que lo que supone invertir inicialmente en materiales y tecnologías compatibles.
Los arquitectos sufrimos muchas veces largos trámites e importantes desafíos para llegar a construir e incluso rehabilitar edificios, mientras tenemos que observar que el paisaje arquitectónico en España y su entorno pierde valor por malas costumbres constructivas que buscan evitar trámites legales o ahorrar la contribución profesional.
– En cuanto a la necesidad de poder controlar y garantizar unas características estables dentro de la construcción con vegetales y concretamente con cáñamo, usted ha sido pionera en el desarrollo de la investigación y fabricación de un bloque macizo de cáñamo aglutinado con tierra arcillosa que ofrece unas sorprendentes prestaciones térmicas, acústicas, de resistencia y salubridad. ¿Nos podría ampliar información sobre ello, de cómo surgió la idea, de la localización de su fabricación, de sus prestaciones técnicas y sus posibilidades de empleo? En cuanto a su experiencia como fabricante, ¿cómo valoraría la importancia de contar con Instaladores cualificados y conocedores de la adecuada combinación de materiales aglomerantes, revocos, tiempos de aplicación y terminaciones?
– Llevo 25 años haciendo bloques de cáñamo porque cuando comencé a trabajar como arquitecta en España los cerramientos se solían construir con bloques de hormigón y en el mejor de los casos con ladrillos, es decir, no encontraba los materiales con los que quería construir un espacio cómodo y eficiente. Inicialmente, CANNABRIC estaba destinado a mis propios proyectos. En la práctica, no he podido mantener empleados sin producir constantemente. En aquel momento, mi intención era crear un material de muro de carga monocapa que resistiera tanto las influencias climáticas como en las cuevas del entorno de mi fábrica en Guadix. Combiné cáñamo con tierra procedente de la restauración del hábitat troglodita, evitando que este material acabe en el vertedero y sabiendo que ambos materiales se complementan en sus propiedades físicas.
“Un patrimonio arquitectónico tan rico como tiene España necesita mucha más atención profesional…”
Al mismo tiempo, el formato de bloques prefabricados facilitó la expansión de la construcción con cáñamo en España en una época en la que yo era la única en ofrecerla. Era un mecanismo para promover otros materiales complementarios de cáñamo, es decir, paneles aislantes y hormigones de cáñamo y cal.
Pese a muchos esfuerzos didácticos, durante dos décadas y media, las preguntas que me hacen clientes e instaladores persisten, ya que se trata de un material discreto. Todavía se me exige mucho contacto directo y muestreo, más allá de fichas técnicas muy completas que incluyen gráficos, morteros de albañilería y posibles revestimientos.
Lo que marca la diferencia hoy es un mayor alcance gracias a la progresiva difusión de las tecnologías de bioconstrucción en España durante las últimas décadas, así como a un marco regulatorio que favorece el uso de materiales aislantes. Sin embargo, para que el aislamiento de origen vegetal sea una prioridad en respuesta al avance del cambio climático, se deben implementar políticas para priorizar su uso, ya que incluso las fábricas europeas más grandes de materiales de construcción de cáñamo solo atienden a un nicho de mercado.
“…el formato de bloques prefabricados facilitó la expansión de la construcción con cáñamo en España en una época en la que yo era la única en ofrecerla”
En cuanto a personal cualificado es un proceso lento llegar a formar a un amplio rango de personas. Aquellos que llevan muchos años trabajando y funcionando con aislantes sintéticos y minerales no es fácil ganarlos. Otro problema fundamental es el de los que empiezan a proyectar con estos materiales. Saben manejar medios informáticos, pero tienen muchas dudas en detalles constructivos y la ejecución en obra. Trabajar en equipo entre arquitectos de diferentes generaciones puede ser una buena opción para dar solidez a estos proyectos.
– CANNATEKTUM habitat and materials science, S.L., la firma con la que usted desarrolla esta fabricación forma parte de la IHBA, una Asociación que se fundó en 2009 y cuyos objetivos son los de desarrollar y apoyar la producción y el uso de todos los materiales de construcción a base de cáñamo y de sus subproductos, de una manera sostenible y bio regional, en beneficio de la ecología y las comunidades de todo el mundo. ¿Qué se ha podido avanzar, en su opinión, en estos objetivos y gracias a la unión de empresas de todo el mundo y cómo fue su apoyo y la participación en España en 2011? ¿Cómo valora la importancia de la unión entre empresas a nivel de Asociaciones con fines formativos e informativos?
– El primer simposio fue “en casa” del fundador (Irlanda) y el segundo en España. Me ofrecieron el hosting con una visita a mis instalaciones porque mi intervención en el primero trató de un enfoque diferente, atendiendo el clima Mediterráneo, con nuevas tecnologías y utilizando el material para muros portantes. Exponía diversos aspectos que, hasta entonces, nadie había practicado, dado que al inicio toda la atención fue enfocada a hormigones de cáñamo-cal con estructura auxiliar de madera, una técnica habitual y practicable en Europa del Norte y Noroeste.
“Es un proyecto complejo, muy difícil de emprender, sin embargo, las personas que han sufrido décadas son valientes y polifacéticos, y me dan mucha expectativa”