REVISTA AD’IP N.º51 – 1º CUATRIMESTRE 2023 – SECCIÓN INTERESA AL PROFESIONAL
El Perfil Técnico, muy necesario en las Empresas Instaladoras
Cristina Martínez Lozano es una mujer gaditana que ejerce su profesión dentro del equipo de una Empresa Instaladora, que se dedica a la Construcción Seca, Falsos Techos, Aislamientos y Revestimientos, y a través de su privilegiada situación nos traslada ciertos aspectos del día a día de este tipo de Empresas, desde su perspectiva de Arquitecta Técnica, y con la oportunidad de conocer a través de sus vivencias un poco mejor al perfil profesional que representa la Asociación
La Construcción, como sector, sigue en constante evolución, y la innovación y tecnificación en los procesos constructivos llega aún más veloz en los ámbitos de la instalación de los Sistemas de Construcción Seca.
Actualmente es una realidad la incorporación de perfiles profesionales con formación técnica a las Empresas Instaladoras y cada vez con una función más relevante. El manejo de planos y las partidas de obra en formato digital es habitual y el espacio compartido del modelo colaborativo digital de Modelado de Información de Construcción o para la Edificación (BIM) supone un nuevo reto en el que ya se está inmerso. El aumento de las exigencias técnicas y de la mejora de la edificación obliga a abordar los estudios de obras, y la ejecución de nuevas partidas de sistemas con mejores prestaciones, más allá de la propia experiencia profesional del Instalador. Una experiencia que, sin duda, será siempre fundamental y que se verá muy positivamente mejorada con la suma en el Equipo de este cada vez más integrado perfil del Profesional Técnico.
En una de las Empresas del grupo de una firma asociada a AD’IP Asociación Española trabaja Cristina, una Aparejadora que siempre ha tenido claro que el contacto y la formación en la propia obra eran claves para su desarrollo profesional y así es como ha sabido dejarse formar por la experiencia de los profesionales Instaladores, fortaleciendo su formación académica, y dando perfecta respuesta a muchas situaciones que, como ella misma comenta, se aguantan muy fácilmente en el papel pero que luego hay que tener la capacidad de adaptar a la realidad compleja de la propia obra.
CRISTINA MARTÍNEZ LOZANO
APAREJADORA / ARQUITECTA TÉCNICA
“Lamentablemente no hay mano de obra cualificada ni formada y cualquiera con una atornilladora ya es montador oficial de placa”
-Estudió Arquitectura Técnica y, permítame que le diga que se le nota a distancia su vocación por esta profesión, sobre todo en lo que respecta a tener las botas de seguridad metidas en obra. ¿De dónde le viene esta vocación, fue por casualidad o por cercanía y conocimiento de la profesión desde el ámbito familiar? ¿Dista mucho la formación en la carrera de lo que luego se vive en la obra?
-Pues es curioso poder contar que mi infancia estuvo rodeada por el espacio laboral de mis padres en dos laboratorios muy distintos. Mi padre, Aparejador, trabajaba en la empresa GEOCISA, en su laboratorio dedicado a la construcción. Un gran espacio de enormes probetas de hormigón y por donde no se me dejaba tocar absolutamente nada. Me quedaba mirando cómo realizaban el ensayo de compresión y esperando a que fisurara para salir corriendo y avisar… O cuando hacía mucho calor me metía en esa cámara húmeda donde se estaba muy fresquito.
En el caso de mi madre, Farmacéutica, Doctora en química analítica, su laboratorio estaba en la UCA, en el Universidad de Cádiz, donde he pasado con ella allí también muchas tardes. Me dedicaba a limpiarle “los cacharritos”, esas delicadas probetas, pipetas… Paradójicamente y como decía antes, en el laboratorio de mi padre no se podía tocar ni una piedrecita; se ponían con los tamizados de los distintos áridos y aquello era “estate quieta, no toques” y con mi madre era “ponte a fregar esto” y todo el mundo me daba cosas para yo limpiarlas. En lo más rudo era donde más cuidado tenía que tener y en el espacio de más limpieza y piezas delicadas todas pasaban por mis manos.
“Cuando empecé en esta carrera, en la escuela de Arquitectura Técnica de Sevilla, sabía que estaba donde tenía que estar”
Yo siempre he sabido que no era de letras, que lo de poner codos no era lo mío, y sin embargo lo de los números es algo que siempre me ha gustado. También el estar viendo bichitos en el laboratorio con mi madre me había aclarado la idea de que trabajar con seres vivos, como que no era lo mío. Así que ni medicina, ni tema farmacéutico… me decantaba por más por una ingeniería. Quizá también el que mi padre falleciera cuando yo era joven me marcaba un poco para no querer estudiar donde él lo hizo o no ahondar más allá en ese recuerdo, por lo que creo que vi la salida en ingeniería industrial. El problema es que, cuando uno comienza esa carrera, no se ve claramente hacia dónde vas a ir profesionalmente, es todo como muy abstracto y era un mundo donde no terminaba de encajar o, más bien que no terminaba de atraparme, como sí ocurrió con aparejadores. Yo preguntaba y esto ¿para qué sirve?. Pues esto es para que no se caigan los aviones, te argumentaban, y yo pensaba, pues vale, pero no acababa de verlo. En aparejadores desde el día uno ya estás viendo a qué te vas a dedicar o qué tienes entre manos. Tu ves armaduras, ves hormigón, y es algo más cercano y fácil de ver en nuestro día a día. Cuando empecé en esta carrera, en la escuela de Arquitectura Técnica de Sevilla, sabía que estaba donde tenía que estar.
“Tenía claro que si me quedaba en casa nadie iba a llamar a mi puerta”
Lo que me pregunta en relación a lo que se estudia en la carrera y luego una se encuentra en la obra, puedo decirle que no te enseñan nada de lo que yo tuve la oportunidad de ir descubriendo en mis inicios laborales. Gran defecto de la carrera de aparejadores, bajo mi criterio, es que es un carrera sin apenas prácticas, donde al llegar al mundo laboral nada tiene que ver con lo académico. Son muy importantes los conceptos pero el pisar obra es materializar tu profesión, tal y como yo lo veo.
Para mí, acceder al mundo laboral no fue tan difícil, porque tenía claro que me tenía que mover y estar alrededor de donde quería estar. Había hecho mis primeras incursiones en el mundo de la hostelería, después de justamente haber acabado la carrera, para poder aspirar a manejar un primer sueldo, pero de aquella experiencia, que hoy agradezco, obtuve la mejor confirmación del camino a seguir. Me recordaron que yo no era ese perfil de trabajadora, que yo no era camarera, y sí, efectivamente no lo era.
“Lo cierto es que sales con muchas normativas, con muchos conceptos de la carrera, pero luego lo que te encuentras en la realidad todo difiere mucho”
Tenía claro que si me quedaba en casa nadie iba a llamar a mi puerta. Así que comencé desde cero, a través del contacto de un conocido empecé como becaria, en un gran estudio de Arquitectura, en el de mi admirado mentor Pepe Ángel, José Ángel González Martínez, muy conocido y reconocido aquí en Cádiz. Lo primero que me dijo es que trabajo tendría todo el que quisiera, lo del dinero, en principio, poco. Gracias a este gran Arquitecto, pude tener la ocasión de dar mis primeros pasos en una obra. Como decía antes, toda aquello que no te enseñan en carrera lo fui descubriendo gracias a él. Te recogía con la moto, nos íbamos a las obras, nos cambiábamos el casco de motorista por el de obra y a aprender. Ir con Pepe Ángel era conocer a todo el mundo y saludar a todos, porque durante años fue Arquitecto del Ayuntamiento. Recuerdo que llegamos a una obra de una finca, de aquí de Cádiz, y me encontré con un forjado de madera. Yo no había estudiado nada de lo que allí veía en aquella obra, no sabía lo que era una alfajía o un ladrillo por tabla o azulejo por tabla. Allí estuvimos toda la reunión y recuerdo que cada vez que me decían que cómo lo veía yo eludía dar respuestas claras de algo de lo que no entendía. Cuando salimos de la obra, hablé con Pepe y se puso a hacerme unos dibujos y unos croquis para explicarme todo ese entramado de forjado y la solución con detalle de esos nuevos conceptos que iba aprendiendo, a base de la experiencia de pisar obra. Lo cierto es que sales con muchas normativas, con muchos conceptos de la carrera, pero luego lo que te encuentras en la realidad todo difiere mucho.
-Siendo una persona joven en una obra, con responsabilidad, y además mujer, nos da la oportunidad de preguntarle si eso le condicionó para hacerse respetar, pero algo me dice que gracias a su carácter, a ese espíritu competitivo que se destaca cuando habla de nuestro circuito en Jerez de la Frontera y ese corazón amarillo con el #46 del Doctor Valentino… que tampoco le ha sido muy difícil, como ya nos ha indicado que no lo fue empezar a trabajar en el ámbito de la obra ¿Cómo vivió ese primer paso y esas primeras experiencias?
-Acaba de tocar uno de mis fuertes sentimientos como es mi pasión por las motos y mi corazón amarillo, ese sentimiento de libertad, de independencia y de competición, que supongo que van acompañados de mi fuerte carácter o más bien diría fuerte personalidad, pero he de decir que también con gran equilibrio, si algo tiene que ver en ello el hecho de ser libra.
El hecho de ser mujer joven y el ir a todos los sitios acompañada de mi mentor ya podía dar que hablar. Luego el espacio de una obra, donde no había mujeres y además siendo muy joven, creo que se propiciaban todo tipo de comentarios, a los que yo no hacía caso ni me preocupaban. He procurado ser fiel a mí misma, a lo que quería y luchar y defender lo que me gustaba.
En los estudios éramos casi el mismo número de mujeres que de hombres estudiando, y solo pude ver más desequilibrio cuando inicié los estudios de ingeniería industrial.
“Pero en el día a día, en la ejecución, las certificaciones… ven normal la presencia de una mujer y el trato es igualitario entre ambas partes”
En esos primeros pasos lo mejor que pude descubrir es que mi carrera tiene muchas salidas, como peritajes, tasaciones, investigación… aunque lo mío está claro que es estar en la obra. Mi espacio personal no es el de proyectar o diseñar, que por ejemplo la Arquitectura sí que los ocupa y centra claramente, pero afortunadamente mi carrera da para muchos más espacios, y a mí, como digo, se puede decir que me gusta estar pringada en fango. El proyectista puede hacer un proyecto muy bonito pero el tema de solucionar los problemas que luego surgen en obra y buscarles la solución adecuada de cómo ejecutarlos según ese proyecto, eso es lo mío. Siempre digo que el papel lo aguanta todo y es muy fácil pretender hacer algo reflejándolo a través de la idea de un Cliente, pero luego eso hay que trasladarlo a la realidad de los espacios, a la realidad de la obra.
Mi condición personal entiendo que también ha condicionado mi vida laboral. Siempre he sido una chica que se iba a un bar a ver el típico partido de futbol de la Champions League, del Madrid – Juve o un clásico Barça – Madrid, o como ya hemos comentado, mi gran pasión de pequeña han sido y serán las motos. Teniendo el circuito de Jerez tan cerca, desde pequeña he vivido en directo el mundial de motociclismo… Mi corazón siempre será amarillo #46, y claro, siguiendo en esta línea y cuando al final resulta que estudias Aparejadores, también es cierto que mi entorno tampoco estaba muy sorprendido por ello y por mi vocación de estar a pie de obra.
Después de estar en un estudio de arquitectura unos meses, me surgió la oportunidad de irme a trabajar a una pequeña constructora afincada en Cádiz. Lógicamente… no me lo pensé. El Estudio trabajaba con esta constructora, a la que se le fue el técnico que tenía y desde el Estudio se facilitó que yo fuera la perfecta candidata. Comencé mi andadura como profesional, siendo jefe de obra y a pie de obra. Es en ese espacio de tiempo donde me di cuenta lo mucho que tenía que aprender de cada profesional de los distintos oficios. Primero les presentaba el problema que surgía, les escuchaba e iba aprendiendo mucho de su experiencia, de todas las soluciones que me ofrecían. Aquí, con esa formación que obtuve de todos los gremios, me volvía a dar cuenta realmente de cómo funciona una obra.
Siempre he dicho, y es algo que me gustaría destacar, que para ser un buen Técnico se tiene que “mamar” mucha obra, manchándote y sabiendo resolver problemas a pie de obra… Es la única manera de realmente aprender y comprender, la mejor forma es forjarte a pie de obra… Cuando hayas estado ahí, creo que entonces también puede ser más fácil incluso dedicarte a proyectar. Volviendo a eso que decía, de que el papel lo aguanta todo, solo en obra te das cuenta de cómo se ejecuta y funciona realmente todo…
En obra, como mujer, la verdad es que no tengo necesidad de destacar negativamente la aceptación por parte del resto de trabajadores o no percibo un excesivo machismo, como bien se podía creer de este sector. Si es cierto que no me cruzo con muchas mujeres en el día a día. Jefas de Obra las puedo contar con los dedos de una mano.
Cuando intentas corregir ciertas pautas de construir con los sistemas de Construcción Seca con hábitos de la construcción tradicional, y si al que te diriges tiene ya sus años, es en ese caso cuando quizás si les sorprenda un poco que venga una mujer que trabaja en un gremio y quiera corregirlos. Sin embargo, eso mismo se lo dice uno de mis oficiales y parece que ya sí tiene sentido. Ocurre algunas veces, no muchas, pero me lo encuentro en alguna obra.
Cuando tratas con Propiedad, Constructoras, Direcciones de Obra o Jefes de Obra, no existe o no percibo discriminación alguna. Cierto es que, en mi caso, siendo Empresa normalmente subcontratista, digamos que la última palabra no la tengo yo, y a muchas reuniones acudo con el Gerente, con Adrián, y parece que da más seguridad. Pero en el día a día, en la ejecución, las certificaciones… ven normal la presencia de una mujer y el trato es igualitario entre ambas partes. A la hora de liquidar y negociar económicamente siempre debe intervenir el Gerente, pero entiendo que es más porque él tiene dicho “poder” para aceptar o rechazar condiciones y/o pactos, pero no puedo destacar, como digo, el hecho de que ocurra por ser yo mujer, sino más bien por el cargo intermedio que tengo a día de hoy en mi Empresa.
Con la mano de obra he de decir que siempre me he llevado muy bien, con todo el equipo de nuestros operarios. Incluso con el resto de trabajadores de otras empresas, con los cuales se trabaja en obra, y porque quizá haya tenido la suerte de no cruzarme con muchos carcamales chapados a la antigua, también ha sido siempre buena la relación. Le diría que, el hecho de ser de las pocas mujeres que llega a una obra, hace que todos me conozcan y me llamen por mi nombre. Imagino que, como no es muy habitual cruzarse con muchas mujeres a pie de obra, pues destacas, y no creo que se pueda recibir en ningún caso como un trato machista, como a lo mejor pueda pensarse, más bien al contrario, mi percepción es que todos quieren saludarte y que los conozcas. Yo soy malísima para recordar una cara y lo que ocurre que soy yo quien muchas veces no puede corresponder con el mismo trato, porque no recuerdo el haber coincidido con ellos en otras obras.
Puntualmente, que yo recuerde, sólo en dos ocasiones he podido comprobar por mí misma un trato de machismo. Una en concreto con una Propiedad de una Comunidad de Vecinos. Me tocó tener delante al típico hombre jubilado que controla más que tú la obra, que está todo el día pendiente de lo que hacen los operarios y de cómo lo hacen, y aunque no sea del sector de la construcción, sabe más que tú por el hecho de que eres mujer.
En otra ocasión, me ocurrió con un albañil, como digo yo “de los antiguos”, que aunque le indicara cómo quería que ejecutara ciertos trabajos, en ningún caso iba a hacer lo que yo le dijera, ya que “yo no podía saber más que él, yo soy una niña y él lleva toda la vida haciendo esto”. Pero ya le comento que han sido casos puntuales y quizás más incluso enfocados a ser joven que a ser mujer.
Por otra parte, es importante destacar que yo no suelo estar mucho tiempo en una misma obra, pero el tema de los aseos en las obras deja mucho que desear. Y comento esto porque deja que desear para todos, pero más aún para las mujeres que están trabajando en obra. Tienes que irte a tomarte un refresco o ir a desayunar, porque el aseo en una obra es tremendo.
-Y un día pasó de estar de Jefe de Obra a trabajar para una de sus subcontratas, dedicada a la Construcción Seca, Falsos Techos, Aislamientos y Revestimientos. ¿Cómo fue ese paso, en qué cambió su trabajo, y cómo lo vive a día de hoy?
-Pues en esa línea de seguir avanzando, aprendiendo y estar metida dentro de la obra, la vida ha querido que acabe en una empresa de aislamientos y revestimientos, con gran espacio dedicado a la construcción seca con placa de yeso laminado.
“…siempre había pensado en poder dar el salto a una constructora grande, a estar en obra grande, antes de cumplir los treinta años”
Adrián Roblizo, mi actual jefe, fue uno de mis gremios a los que yo gestionaba como jefe de obra, era una subcontrata más de la constructora en la que trabajaba, pero con un gerente que desde la primera obra que contratamos con él me enamoró profesionalmente con su dinamismo… una persona con sangre, que no le daba vueltas a las cosas, que sabía lo que se hacía y sin complicaciones… Así debería de ser siempre, pensaba cada vez que coincidíamos. En cada una de esas ocasiones, él aprovechaba para hablarme de su interés por incorporar a un perfil como el mío, me consultaba sobre temas de obra y dejaba siempre abierta la posibilidad de colaborar con él. Tenía una buena cartera de Clientes, un buen proyecto de grupo de empresas, tanto en la Instalación, en la especialización de aislamientos acústicos como en el campo de la distribución. Yo estaba en una constructora pequeñita, con la que no me movía del ámbito de Cádiz. Realizábamos mucha obra de reparación de estructuras y de fachadas, y después de casi unos cinco años también creí que era mi momento. Yo manejo estudio de obras, presupuestos y gestión de toda la obra, y siempre había pensado en poder dar el salto a una constructora grande, a estar en obra grande, antes de cumplir los treinta años. Y lo cierto es que la primera obra grande que he pisado, una obra de nueva planta, el ver desde el vertido de hormigón y aunque iba como gremio, ha sido con Aislamientos Inzo, con Adrián. El ejecutar 32 Viviendas en Algeciras, 36 Viviendas en Rota, 55 Viviendas en Chiclana, esos fueron mis inicios.
Al principio, como técnico y si le soy sincera, lo vi como dar un paso atrás, ya que era pasar de estar como Jefe de Obra a seguir como uno de los gremios que yo subcontrataba. También tengo que decir, como comentaba antes, que no fue cosa de un día para otro, fue hasta casi un año el periodo de tiempo transcurrido desde que lo comenzamos a tratar hasta que formalizamos el acuerdo. Por otro lado, el espacio del diseño y la instalación de soluciones de aislamientos acústicos era para mí un nuevo mundo de materiales que antes ni conocía… como técnico tengo que decirle que me gusta ver y tocar todo. He de confesar que, al principio, me llevaba de la obra a casa las pegatinas de los embalajes y buscaba información, porque en mis inicios tenía mucho desconocimiento de los distintos tipos de materiales y combinación de soluciones para conseguir altos rendimientos de aislamiento y acondicionamiento acústico. A día de hoy puedo decir que he ampliado mucho mi conocimiento en este campo y también puedo decir que yo no era un caso especial, que hay mucho desconocimiento a nivel de los técnicos de las propiedades y adecuadas aplicaciones de las soluciones para aislamiento.
-Me gustaría preguntarle como técnico, con la visión profesional objetiva de conocer bien a todos los gremios de la construcción y habiendo sido Jefe de Obra, ¿Qué visión tenía de nuestro Perfil Profesional antes de formar parte de él y cuál es la que tiene ahora?
-Al llegar a esta empresa, como técnico y con mi experiencia en la construcción, le tengo que asegurar que yo era del “ladrillo”. Si me hablaban de sistemas de Construcción Seca, de paneles de yeso laminado u otros sistemas similares, lo cierto es que no les daba mucha solvencia, es la verdad. Hoy, si tuviera que hacerme mi casa, y si eso puede ser la mejor respuesta que hoy pueda darle al respecto, le aseguro que me la haría de soluciones de Construcción Seca, sin duda. Pero lo haría con sistemas de doble placa, con placas específicas, con incorporación de soluciones aislantes… He descubierto que lo único importante es saber colocar la solución adecuada en cada caso. Hay multitud de sistemas y combinaciones y no hay nada que envidiar a las soluciones cerámicas en las que yo me mantenía como la solución preferencial. Es más, ahora que vivo de cerca este mundo constructivo, le puedo decir que por experiencia propia se consiguen mejores prestaciones y mejores rendimientos que con los sistemas tradicionales.
Donde sí que pondría el acento en nuestros propios profesionales es en pulir un poco el concepto de sistema “más limpio”, como me decían a mí en la carrera, porque en el apartado de encintando y emplastecido aún muchos tienen que avanzar en este aspecto, y lo comento como autocrítica.
“Todas estas posibilidades de prestaciones funcionales y decorativas que tienen estos materiales y este oficio creo que es lo que más me gusta”
He descubierto como se pueden afrontar de una manera rápida y resolutiva revestimientos en techo, la ejecución de todo tipo de decoraciones y soluciones de integración de iluminación… que prácticamente es todo posible con un buen Profesional, un perfil y una placa para atornillar. La magia es cuando te pones a realizar los techos con placa de yeso laminado, esas candilejas, esos foseados que se crean… Todas estas posibilidades de prestaciones funcionales y decorativas que tienen estos materiales y este oficio creo que es lo que más me gusta.
Luego hay que destacar la relevancia de nuestro Perfil Profesional, el de mi empresa y el de las Empresas a las que representa la Asociación. Hasta que no entran nuestros sistemas no hay obra, la obra está desnuda. Podemos tener muchas plantas de forjados pero somos nosotros, nuestras Empresas, las que creamos los espacios, desde la fachada hasta los interiores, tanto en soluciones verticales de partición o revestimientos como en horizontales de suelos y techos. Somos un gremio con gran presencia. No hay configuración de la obra sin estos trabajos.
-Nuestro Perfil Profesional tiene la mayoría de Oficiales con más de cuarenta años de edad y que vienen de una formación de obra, algunos provenientes de la albañilería tradicional, otros de la escayola o de la carpintería, y muchos de los empresarios de hoy fueron esos profesionales Instaladores o segundas generaciones incluso, donde hay pocos perfiles técnicos. En nuestras reuniones de Asociados cada vez más existe la importante incorporación de personal y equipo humano con formación de un Perfil Técnico a nuestras Empresas. ¿Cómo valora esa incorporación de perfiles profesionales como el suyo a nuestras Empresas?
-Quizá, hasta hace poco, no haya sido lo habitual encontrarte una aparejadora en un subcontrata pero la experiencia me confirma que no es una mala opción, más bien creo que es algo necesario. Yo tengo compañeros que han trabajado en otras zonas de España, como Madrid, y allí me comentan que las subcontratas, me ponían ejemplos de los fontaneros y otras, sí que cuentan con técnicos.
“En esto tengo que seguir aprendiendo cuál es nuestra posición en obra pero sí que te das cuenta que hay muchas carencias”
Estoy convencida que el estar mi figura ahora en mi empresa ha propiciado el estar en obras de más envergadura, en obras más grandes. Creo que el apoyo de estudio, de medición, de pelearse cada una de las unidades de ejecución en obra, así como el control de la misma, es muy importante. Un ejemplo de ello es también cuando llega un momento en el que te dicen que dónde están “los sistemas ocultos”. Hay una parte del trasdosado que te va a quedar por detrás, porque uno lateral traba con otro, y tiene que estar una defendiendo tu trabajo y demostrando para que no quieran quedarse sin que se facturen unidades ejecutadas aunque hayan quedado ocultas, como en este caso que comento.
“Si hay más metros voy a certificar esos metros que hemos ejecutado y también es cierto que cierro obras por debajo de medición inicial”
Luego puede ser también un arma de doble filo, el poder hablar de igual a igual con el jefe de obra, porque te das cuenta de cosas que crearán conflictos posteriores pero que tienes las indicaciones de seguir, como el darte cuenta que te obligan a cerrar los techos y sabiendo que no están conectados los desagües de las máquinas de aire acondicionado, por ejemplo. Adrián me dice en esos casos que, si me han dicho que cierre, lo que tengo que hacer es cerrar, y luego ya veremos. Como técnico, y con mi experiencia en obra desde el otro lado, me hacen muchas veces enfrentarme y decir que no se están haciendo las cosas bien. Nos obligan a doblar y cerrar tabiques sabiendo que no han realizado las pruebas y metido presión en la instalación de fontanería y luego sabes lo que va a ocurrir. En esto tengo que seguir aprendiendo cuál es nuestra posición en obra pero sí que te das cuenta que hay muchas carencias. Me he podido dirigir a un Jefe de obra y decirle, “oye, que tú has estudiado la misma carrera que yo, te recuerdo que hay una asignatura que se llama programación de obra, y que nos recuerda que hay actividades que preceden a otras, y que no se pueden hacer después que las otras…”
Yo siempre digo que a mí me pagan por montar, no por desmontar, que no puede ser el “aquí todo vale”. Aunque esté mal que yo lo diga, Clientes de hace muchos años de nuestra Empresa le han llegado a decir a mi Jefe que cómo era posible que su técnico Cristina le estuviera coordinando mejor su obra que el que él tenía contratado para ello.
Es importante la labor del técnico, además de para poder elaborar ofertas con ciertos criterios, basados no sólo en precios de adquisición o en la presión de ajuste que te hacen las contratas, también a la hora de elaborar certificaciones y liquidar una obra. Por lo que veo, está muy extendida esa opinión o ley no escrita de que el contratista digamos que le está haciendo un favor al subcontratista. Esto es algo que, a mi modo de ver, no es para nada cierto, y que con esa misma razón entramos en lo que antes yo definía como “el que todo vale…” Ellos, como constructora que subcontrata, quieren un precio objetivo al cual hay que llegar sí o sí. Y no sólo eso, me he encontrado con Jefes de Obra que no pisan ni miden obra… se basan en la documentación inicial o en los planos de CAD, algo que me parece muy desafortunado. Puesto que la obra está ahí, se puede y debe medir para poder certificar y muchas veces me encuentro que se van de medición o incluso al revés. A mí me gusta ser honesta en ese sentido, al César lo que es del César… Si hay más metros voy a certificar esos metros que hemos ejecutado y también es cierto que cierro obras por debajo de medición inicial, porque no se han ejecutado dichos metrajes. Pero como le comento, el subcontratista parece que está obligado a hacer lo que el contratista impone, y este es un grave error.
Siguiendo el hilo de esa ley no escrita, la de que el subcontratista debe estar al servicio del contratista, me gustaría destacar ese pensamiento que antes existía, esa forma que había de trabajar, que abarca mucho más allá que contratar una obra a los precios que te indican. Hablamos de que nuestro sector debe evolucionar, y no me refiero a ser más abierto en igualdad de género, como sería a lo mejor de esperar que destacara una mujer que trabaja en ese sector, me refiero a la relación de la jerarquía en las obras y las contrataciones por así decirlo.
“El contratista no le hace un favor al subcontratista al contratarle y no puede pensar en solo exprimirlo”
La estructura clásica a la que me refiero era que el contratista daba un servicio al Cliente (promotor) y ejecutaba la obra, los gremios eran en gran parte suyos o incluso podríamos decir que el mayor volumen de obra lo ejecutaban con mano de obra propia, ya que tenían habitualmente sus propios albañiles y equipo multidisciplinar. La tendencia actual es que el contratista subcontrata todo, pero no con la visión colaborativa que antes se tenía entre todos, no con una visión actual y moderna de un sistema BIM en el que todos somos protagonistas y colaboradores. Ellos hoy solo tienen contratada la obra pero no poniendo la mano de obra, y son todas unas partidas ajenas a las que poder extraer el mayor beneficio. Fontanería, electricidad y climatización digamos que eran las partidas habitualmente externas, con una mano de obra especializada, pero el resto de volumen era de ellos. Ahora ese espacio lo ocupa una nueva subcontratación, nosotros, pero ya no somos un gremio colaborativo, nos ponemos todos en fila ante esa impersonal lista de subcontratas.
“Es necesaria una nueva Norma para unificar criterios reconocidos por todas las partes y poner de acuerdo a todos los Instaladores que trabajan alrededor de la Construcción Seca»
Actualmente, lo que me encuentro en obra es que tienen un Jefe de Obra, un Encargado y Gruista, a los que se le unen dos Albañiles en plantilla, que más bien están junto a sus dos peones para limpiar un poco la obra y no mucho más. Se subcontratan las partidas de tabiquería seca (yo siempre digo lo mismo, hasta que no entramos nosotros no se viste una obra, parece que no hay avance hasta que levantamos toda la distribución de viviendas), de alicatados, solados, empresas especializadas en impermeabilizaciones de cubiertas e incluso ladrilleros para cerramientos de fachadas. Con lo que llegamos a la conclusión como comentaba antes, de que el concepto ha cambiado. El contratista no le hace un favor al subcontratista al contratarle y no puede pensar en solo exprimirlo, deben cambiar el pensamiento tan arraigado en este sector, abrir los ojos y darse cuenta que más bien es al revés, sin gremios no ejecutan obra. Por ello, me gustaría romper una lanza a favor desde este punto de vista que le comento para cambiar muchas cosas, empezando por ese pensamiento obsoleto. Todos nos necesitamos, es un trabajo colaborativo, nosotros tenemos la mano de obra (que a día de hoy, además, está muy cotizada porque no se encuentra personal que sepa trabajar y que quiera) y ellos nos necesitan para cumplir con el promotor y el contrato que han firmado.
-¿Cuáles diría que son los principales problemas a los que se enfrenta en su día a día desde una Empresa Instaladora de nuestro sector?
-Uno de los principales problemas que nos encontramos en el día a día de la obra es, por ejemplo, el que se está tratando de resolver desde AD’IP Asociación Española, el promover la iniciativa de una nueva Norma para unificar criterios reconocidos por todas las partes y poner de acuerdo a todos los Instaladores que trabajan alrededor de la Construcción Seca, y coordinarlos en cada uno de los pasos y actuaciones. Son innumerables los conflictos, las situaciones que se dan, desde el mismo proyecto hasta cada fase de ejecución de las distintas partidas de obra. Por decirle algo, si hablamos de una caja de derivación de 15×15 de electricidad, se debería de tener muy claro que se utilizará para recibir un máximo, por ejemplo, de tres tubos corrugados y, a partir de ello, al ampliar el número de cableado o conducciones, se aumentase de igual forma su dimensión, que se adapte a su vez el tipo de fijación, que las hay ya perfectamente preparadas, y tener en cuenta que la dimensión de la cámara tiene un límite, al igual que nos ocurre con la dimensión de los desagües sanitarios, que en muchas ocasiones es superior al ancho mismo de la estructura portante del sistema. La coordinación desde el desarrollo del proyecto, la coordinación de cada momento en el que tiene que intervenir cada gremio y colocando lo que cada uno debe hará, sin duda, que esta Norma sea una gran herramienta y de la que todas las Empresas Asociadas nos podremos sentir orgullosos, al igual que cualquier profesional que se dedica a nuestro oficio y que se verá beneficiado, y también los profesionales de otros gremios y la representación técnica, que me consta que también participa, y en este caso puedo comentarlo con el conocimiento muy de cerca por la implicación y el ejemplo de nuestro gerente en la propia Junta Directiva y apoyando esta gran iniciativa.
Los gremios, como decía antes en relación a los contratistas y las subcontratas, deben de colaborar y no estar enfrentados o ser “enemigos”.
“Se quieren tratar ciertas soluciones de sistemas PYL como si estuvieras construyendo de forma tradicional, y es un grave error”
Me encuentro además con un gran desconocimiento a nivel proyecto en los sistemas proyectados y luego presupuestados. Se nos da el caso de los dos extremos en obra, el proyecto que da igual la altura que se tenga para el sistema a colocar, que todo viene con perfil de 48mm y una sola placa, porque buscan abaratar y sin tener en cuenta las prestaciones y limitaciones del sistema.
Y, por otra parte, el proyecto en el que han determinado sistemas que se han pasado y van sobredimensionados, con dobles estructuras de 90mm y con la colocación de 5 placas, cuando a lo mejor todo eso no es necesario. Y, como le comentaba con anterioridad, en cuanto al desconocimiento de las soluciones de aislamiento, aislamientos acústicos y/o térmicos, también tienden a poner cualquier cosa, a veces como si fuera por rellenar. Me encuentro con poco conocimiento también de los sistemas por parte de encargados, ya que son albañiles algunas veces con poca experiencia, y me sorprende incluso que esto afecta a Jefes de Obra. Se quieren tratar ciertas soluciones de sistemas PYL como si estuvieras construyendo de forma tradicional, y es un grave error.
“Lo más sorprendente es que se me ha dado el caso de obras terminadas sin haber cobrado nada”
Por otra parte, y aunque esto que voy a comentar no sea mi asunto habitual a tratar dentro de la empresa, es algo que sí vivo también con mucha intensidad, por mi forma de ser y de tomarme las cosas. Me sorprende de este sector la manera en que las subcontratas hacen de banco para los contratistas. Esto me gustaría poder explicárselo con un ejemplo. Yo voy al supermercado y si quiero un litro de leche, lo cojo, lo pago y me lo llevo. En nuestro mundo resulta que es al revés, yo entro en obra, aporto materiales (que no te pagan acopio y te lo dejan bien claro especificado en los contratos) y aporto mano de obra con operarios para comenzar a ejecutar el montaje de esos materiales, una mano de obra que debe cobrar religiosamente a final de mes, y de la que además en muchos casos te exigen las nóminas para admitirte la factura. Pasa un mes, lanzas tu factura, y con suerte el pago sale a finales del mes siguiente. Si lo piensas llevas dos meses en obra y aún no has visto un pago, pero tú tienes allí un volumen importante de ejecución de tus partidas y has aportado un dinero en materiales y jornales. La forma de pago puede variar según el contratista y gracias a como ha evolucionado la economía (o más bien creo que a lo vivido en épocas pasadas de crisis en nuestro sector) los pagarés se ven menos, aunque sigo teniendo algún cliente que paga de esta forma (pagarés a 90 días, desde que ellos le dan el visto bueno a la factura, que con ello ganan un mes más). Es decir, que hasta pasados 4 meses lo más normal que ocurra es que no veo el primer pago. Lo más sorprendente es que se me ha dado el caso de obras terminadas sin haber cobrado nada. La nueva figura implantada es el confirming, que al menos está respaldado por una entidad bancaria, pero te ocurre algo parecido, trabajas el primer mes y sacas tu factura; a finales del segundo mes te sacan el pago de esa factura y, dependiendo de las condiciones que tengan y de la entidad bancaria por donde saquen el pago, como no lo aguantes y sigas pudiendo financiarlo todo, te cuesta un buen dinero. Hay que pensar que cuando te ajustan al máximo los precios luego se pierde una gran parte en estos gastos de anticipar cobros. Y es que pocas veces te encuentras un mirlo blanco que te saque un pago mediante transferencia bancaria a los 15 / 30 días de la fecha de la factura. Mi clara conclusión es que las subcontratas hacemos de banco, financiamos a los contratistas aparte de ejecutarles el gran volumen de obra.
“Te tienen cogido y situado donde quieren y te dejan sin capacidad de poder hacer nada”
“Trabajo muchas horas durante la semana y tengo que agradecer a mi pareja que respeta el trabajo que hago y no se mete con ello”
A todo esto se une la argumentación de que los precios no son revisables. Nos hemos encontrado en el último año con múltiples subidas de los materiales y de gran parte de los bienes de consumo y energía, y no nos dejan el poder actualizar precios y tenemos que asumir nosotros todas las subidas. Y esto ocurre cuando firmas una obra para realizarla en tres meses y ya vamos con retrasos que nos ponen a siete meses, y aún con algunos más por delante, todo ello por causas ajenas a nosotros. Te subvenciono la obra, me la pagas cuando te da la gana, no hay manera de cobrar acopio y además tengo que asumir todos los incrementos de precios… y ya sin meterme con las retenciones finales de obra, que eso es otro tema tremendo que sigue incrementando nuestra indefensión. Te tienen cogido y situado donde quieren y te dejan sin capacidad de poder hacer nada.
Según mi experiencia, muchas contrataciones se podrían llevar a cabo por otra figura que no fuera alguien que mueve el dinero, saca tajada por el camino y poco más. Como técnico le diría que para esto seria mejor implantar la figura del Project Manager, que al fin y al cabo es contratado por el promotor y se encarga precisamente de organizar gremios. De tal manera, los gremios contratan directamente con la propiedad, ahorrándonos una figura que en algunos casos retrasa y encarece el proceso, como son los malos contratistas. Esta figura que le comento no deja de ser un técnico, que es como si hiciera las veces de Jefe de Obra, que velará por los intereses de la propiedad, que es quien lo contrata, y en definitiva su Cliente. Siempre recuerdo que en la carrera, que digamos está enfocada para ejercer de DF y llevar a buen puerto la obra, siempre nos decían que el contratista siempre va a intentar “barrer para casa”, es decir, atajar y ahorrar costes en su beneficio, y que debíamos comprobar siempre la ejecución de sus trabajos para que realmente se ejecutaran según proyecto.
Luego otra pieza esencial en los problemas del día a día de una Empresa Instaladora es el de la escasa mano de obra verdaderamente cualificada y de la gran necesidad de incorporar a nuevos trabajadores. Este, sin duda, es un problema muy globalizado en la construcción.
-Y en cuanto a este último tema y problema dentro de nuestro sector, como es la falta de mano de obra, ¿Cómo se enfrentan a esta situación desde su Empresa?
-Bien es sabido que, a día de hoy, el gran problema que vemos como avance profesional es la mano de obra. Para encontrar un operario formado, con experiencia y que sepa trabajar, da igual del gremio que sea, es muy difícil. Está la generación que hemos comentado de “los antiguos” que prácticamente desde que estoy en el sector, llevo unos diez años, se están jubilando o se acaban de jubilar. La generación que nos queda es, como digo yo, la de mis padres, entorno a los 50 años de edad, aquellos que llevan 30 años trabajando, y que muy a nuestro pesar no les quedan más de 10 o 15 años en activo. La siguiente generación, que ya tampoco son tan jóvenes, de 30 a 40 años, digamos que tienen otra mentalidad. No llegan a ser profesionales del sector, no sé si es exactamente por falta de conocimiento, porque no han tenido la oportunidad o más bien porque se asemejan más a “mercenarios”. Quieren trabajar rápido, aunque sea mal, para cobrar lo antes posible (antes de que salgan a la luz los fallos) y cuanto más mejor. La nueva generación que a día de hoy son peones, o peones avanzados, que se supone que quieren aprender un oficio, la sensación que me da por lo que veo en obra es que les falta a muchos sangre, y no digo ganas de trabajar, me refiero a que tienen que espabilar por decirlo coloquialmente. Retienen poco de sus oficiales o, en su defecto, no tienen un oficial bueno, y observo que cuando sí están al lado de alguien del que podrían aprender, les sobra “soberbia”. Ellos esto lo hacen mejor así, y no se dejan guiar por alguien que lleva en el sector 30 años.
“Yo sé también que este trabajo tiene fecha de caducidad, esto quema mucho, y en mi horizonte está el llevar Dirección Facultativa”
Lamentablemente no hay mano de obra cualificada ni formada y cualquiera con una atornilladora ya es montador oficial de placa. Veo que no tienen las inquietudes que yo tenía, por ejemplo, reflejadas de la misma forma en los jóvenes de hoy. Yo siempre he tenido que saber el porqué de las cosas, el cómo funciona todo, y me da pena el que no se vea ahora esa curiosidad. Me da pena que el peón no quiera salir de ser peón, que sólo le preocupe en poder cobrar más y sin mucho esfuerzo. Te piden más dinero, pero para poder cobrar más tendrás que aprender más y poder desarrollar más trabajos y poder estar en una obra solo. Te sorprende aún más cuando la respuesta es que prefiere estar en un taller, sin estar dado de alta, y cobrando el paro. Se les da la oportunidad de aprender un oficio donde tienen trabajo asegurado, pero prefieren lo fácil y sin esfuerzo.
Tampoco tenemos que encasillarlos a todos, habrá jóvenes competentes y antiguos holgazanes… pero es la actual generalidad que yo me encuentro y vivo en las obras. Como decía mi tía, en la viña del señor habrá de todo, pero este resumen es el que yo comparto en mi trabajo, y así es mi percepción.
-Nos ha acercado una visión muy interesante desde su Perfil Técnico y con la experiencia laboral de estar trabajando en una empresa de nuestro sector y que conoce muy bien. ¿Qué nos podría decir sus funciones diarias en el trabajo y sobre esa vivencia más personal de conciliación y de Cristina?
-En la Empresa se puede decir que hago un poco de todo. Creo que heredo esa función que adquiere el Instalador que monta su Empresa y que tiene que comenzar a realizar de todo. Yo aporto mis conocimientos dentro del aspecto técnico y me acoplo a las necesidades de una Empresa y de un grupo de empresas que van creciendo y necesitando de cubrir más áreas de trabajo. Primero ampliando responsabilidades y tiempo, y luego pudiendo delegar en nuevas personas que se puedan ir incorporando y formando parte del Equipo. Al margen de todo el manejo de información, de estudios y presupuestos, certificación, la coordinación de obras y control de las mismas, a veces también hay que cubrir al operario que lleva el furgón y que acerca unos materiales y herramientas. En otras ocasiones hay que ir a defender a obra las partidas que te modifican, o que te mandan hacer nuevas, y tienes que redactar un documento para que te lo firmen y luego se puedan justificar y cobrar. También en otros momentos tengo que hablar con proveedores y, en definitiva, crear Equipo. Aquí tengo que destacar a mi compañero Miguel. Él lleva la parte comercial y tiene la experiencia, talante y mano izquierda que reconozco yo no tengo, y nos ayudamos mutuamente frente a muchos retos que se nos presentan y, sobre todo, es muy buena persona.
Últimamente solo recibimos llamadas de la urgencia del estudio de obras, de nuevos presupuestos que son todos “para ayer”. Afortunadamente hay mucho trabajo pero lo cierto es que muy sobredimensionado.
No soy una persona muy callejera, no soy mucho de las fiestas. Soy más de salir al medio día y tomarme unas cervecitas. Sobre todo me gusta moverme para conocer sitios distintos los fines de semana. Coger el coche y salir por ahí para desconectar. Trabajo muchas horas durante la semana y tengo que agradecer a mi pareja que respeta el trabajo que hago y no se mete con ello, aunque sí me recuerda de la misma forma que no puede ser que eche doce horas casi todos los días…
Nosotros somos como el Yin y el Yang. Rafa es informático, se dedica a la programación, es muy Zen, muy tranquilo. Yo soy de exterior, de salir y que no se me caiga la casa encima y él es más de interior. Él no aguantaría mi mundo pero, como digo, entiende mi trabajo y sabe y respeta a lo que me dedico.
Yo cuando llego a casa muchas veces llego con el sofoco y la tensión a cuestas de la obra, protestando de lo que me han hecho o dicho ese día. Mi pareja me ayuda a calmarme, a desconectar y poder dejar para otro día lo ocurrido.
Siempre digo que yo me saqué la carrera a medias con mi compañero Álvaro, él aportaba una cosa, yo aportaba otra, y entre los dos nos hemos sacado una carrera. Él es de Cádiz, aunque viva en Madrid, y se llegó a quemar del mundo de la obra y eso le llevó a ponerse a estudiar oposiciones, y cuento esto porque cada vez que nos vemos le gusta mucho pincharme con el hecho de las horas, el trabajo e implicación que me supone mi puesto en esta Empresa, y que le gusta recordarme como digo para chincharme.
Es cierto que mi trabajo me absorbe mucho durante la semana y eso provoca que luego llegue el viernes y mi ritual sea llegar a casa y descansar, porque si no… me arrastro durante todo el fin de semana. Luego la privación de tiempo para hacer la faena del hogar entre semana, que yo tengo también la suerte de tenerla perfectamente compartida con mi pareja, hace que haya sábados que tengas que dedicarle más tiempo a todo lo acumulado. Tenemos también perro, una responsabilidad añadida pero que te ayuda a obligarte también a salir y, al darle ese espacio al animal te obligas también a dártelo a ti. Los paseos en invierno por la playa, por la zona del Puerto de Santa María, la verdad es que es un privilegio cercano que te permite una fácil desconexión.
Por otra parte, hay un espacio en la vida de la mujer en la que se piensa en la maternidad, en tener hijos, y es algo que lo veo complicado para determinadas profesiones de la obra. En mi caso, no es algo en lo que piense y el tener hijos no es uno de mis objetivos en la vida, pero sí que lo piensas en los casos de mujeres que puedan estar instalando en la obra.
-Y para terminar, no sin antes agradecer toda esta visión que nos ha ofrecido y que sabemos que siempre es de mucha ayuda para cualquier Empresa Instaladora, como luego nos recuerdan las Empresas del sector que nos contactan y consultan, ¿cómo se ve en su futuro Profesional?
-Siempre he tenido muy claro de confiar en el destino, de no tener nada fijo pensado, y que las cosas vienen como vienen y si algo está para uno te llegará, y si no lo está pues no ocurrirá, aunque tenemos que poner siempre trabajo e iniciativa para ayudar a ese destino.
Siempre dije que yo quería obra, y como así trabajé para ello y parece ser que era lo que mi destino me tenía preparado, porque, como ya he comentado, creo que para ser buen técnico hay que mamar obra. Yo sé también que este trabajo tiene fecha de caducidad, esto quema mucho, y en mi horizonte está el llevar Dirección Facultativa. A lo mejor en una nueva faceta de este grupo de empresas en el que hoy trabajo o como profesional independiente, pero esa es la proyección que yo siempre pensaba. El ir de la mano con algún Arquitecto y poder llevar a cabo el cerrar el círculo. A día de hoy yo sigo aprendiendo el oficio. Yo partía de un título y una formación teórica, y todas estas experiencias laborales que sigo adquiriendo creo que son el mejor camino para llegar a ser mejor profesional, para ese fin del recorrido; frente a los días que podrían parecer de mal tiempo, yo sigo poniendo la mejor cara y con los pies metidos en el charco.
Fuente: REVISTA AD’IP N.º51 – Sección Interesa al Profesional – Entrevista realizada y dirigida por Jesús M.ª Sánchez Traverso – Secretario General de AD’IP Asociación Española.