REVISTA AD’IP N.º46 – AGOSTO 2021
SECCIÓN EL ASOCIADO OPINA
Costinel Trifu – Técnicas y Dinámicas de Interiores, S.L.
Soy el representante de la empresa madrileña Técnicas y Dinámicas de Interiores, S.L., en Coslada, y mi nombre es Costinel.
Quería tener la oportunidad que nos brinda la Asociación para hablar de una situación que me preocupa y que sobre todo creo que en Madrid sucede más que en otros puntos de España, como es la gran indignación que a todos los profesionales nos produce la gran bajada del nivel de precios. Y parece un poco extraño hablar en estos términos en un momento de subida continua de tarifas, de costes y de la propia situación de la que estamos todos intentando salir.
Y creo que lo puedo hablar con la distancia que me permite estar viviendo una buena línea de trabajo y de Clientes, y también por tener una lección ya bien aprendida, y que espero les sirva a muchos otros para poder reflexionar. Porque al final esto nos puede volver a afectar a todos como no se ponga un claro límite.
Y hablo en términos de indignación porque veo que no aprendemos y porque veo que resurgen nuevamente los que pueden volver a hacer caer a muchas familias, volver a afectar a nuestra profesión y a la profesionalidad de nuestro sector. Siento que en lugar de empresarios profesionales van proliferando vendedores. Quieren acaparar todas las obras sin dejar de contratar todo. En lugar de Instaladoras tenemos comerciantes que mercadean con instaladores en obras de batallas, y sin pretender subestimar a nadie, donde solo impera la ley del precio más bajo y con una plantilla de trabajadores que solo tiene de plantilla eso, el nombre. Porque les descuentan sus propios seguros sociales, llevan sus propias herramientas, sus propios vehículos y solo les pueden exigir que les preocupen “tirar metros” para poder facturar. Se desvirtúa la instalación, se desvirtúan los precios y al final el mercado se tambalea con nuevas referencias falsas de números que no cuadran para cualquier otro proyecto. Entiendo que la competencia es muy grande, pero por lo menos yo tengo un límite. Tiene que haber un punto de equilibrio en el que la línea hasta en la que se pueda dar un servicio adecuado, con sueldos dignos, no pueda llegar a sobrepasarse.
Creo que era más lógico el poder unir esfuerzos en una misma obra de gran dimensión y con distintas empresas, como se puede coordinar desde la Asociación, y así dar un mejor servicio, un buen rendimiento y un precio que permita la excelencia en los acabados, algo positivo para todos. En lugar de falsear macro contrataciones por medio de “vendedores o de facilitares de contratas” que introducen a todo tipo de criaturas que tienen que sacar un sueldo de sol a sol, y sin molestarles con soluciones extrañas porque, si no, no pueden sacar un rédito económico suficiente al día.
Yo tengo mi propia solución como empresa. Vengo de un pasado en el que pude aprender. Aprendí a base de pasar por malas experiencias, pero ya sé lo que no debo de poder repetir como empresario. Frente a esa forma de trabajar no quiero ni pienso competir. Yo no vendo mi empresa en esa batalla, refiriéndome sobre todo a esas obras de 250 viviendas y que es necesario poder defender adecuadamente tanto en precio como en tiempo. Yo he realizado ese tipo de obras de 250 viviendas en cuatro meses y medio como mucho, y he vivido también la caída de una de las principales empresas en la que yo era Jefe de Producción, durante más de 15 años y con más de 150 trabajadores, y que “murió de éxito”. Una vorágine de precios, de personal, de contratar más obras y más trabajadores, y a la que llegó la crisis y la paralización de facturas, con retrasos de certificación de obras terminadas simplemente por dilatar en el tiempo los pagos y acabar finalmente asfixiando a la empresa.
Estamos llegando, como digo, a unos de los precios más bajos de España y con esos grandes vendedores de humo de la instalación que acompañan a Jefes de Obras que les obligan a hacer marketing con pujas de precios entre empresas. Nada beneficia tampoco a esta situación el que se sigan realizando pagos con pagarés a largo plazo, una mezcla realmente explosiva y que me entristece que no se haya ya aprendido. Quizá porque no eran profesionales reales que lo vivieron o prefiero pensar que sencillamente no lo vivieron.
Yo tengo la oportunidad de viajar en muchas ocasiones por Europa, donde las normas de construcción no cambian ya mucho, y esto de los pagos no pasa en otros países. No tenemos que aceptar un documento de pago que no nos da ninguna seguridad de cobro. Al igual que no tenemos que entrar en ese juego despiadado de precios tampoco nosotros como instaladores, no podemos hacer lo mismo con nuestros proveedores, continuando machacando todo el mercado. Por tanto, la sencilla norma que yo ya aprendí y que me gustaría compartir con todos es que no hay que entrar en ese espacio de fracaso, que no podemos cobrar a más plazo que el propio que pagamos de materiales y que necesitamos tener, como mínimo, una confirmación bancaria para la aceptación de un pago aplazado. A mí me llamó hace poco una constructora con delegaciones en Barcelona, Madrid y Málaga, y lo primero que le dije cuando me habló de pagarés a 90 días es que me perdonara, que con todo mi respeto por delante pero que no tenía tiempo para dedicarle a un ofrecimiento de trabajo en esas condiciones de pago.
Yo comencé hace ocho años de nuevo, tras el cierre de mi anterior empresa y con meses sin cobrar. Comencé con dos personas durante los primeros años y ahora tengo a veinte, pero sigo con mi misma lección aprendida. Trabajo en montajes más especializados, en techos curvos, en construcciones singulares, en todo el ámbito de la reforma y rehabilitación, y no quiero ni pretendo acaparar más mercado que el de mis principales cuatro Clientes que me cumplen con los pagos, a los que les ofrezco el precio justo por el trabajo, y que me reconocen y que valoran mi profesionalidad.
Hay que ser honestos con esos principios y trasladarlo a toda la gestión de nuestras empresas
No me gustaría que mucha gente se vuelva a ver afectada cuando ya no tiene marcha atrás. Yo tuve que pagar mi precio, volver a comenzar desde cero, igual que muchos otros, teniendo que vivir esta mala experiencia. Ayudemos a que esto no vuelva a ocurrir. Porque puede volver a ocurrir, pero seguro que ya no de la misma forma. Cuento que con lo vivido ya en la pandemia y lo que puede suponer tener que despedir a una plantilla y la actual situación laboral, y comenzar de nuevo, espero que haya más conciencia.
Vivimos también una gran falta de mano de obra. Y esto no se arregla con la llegada indiscriminada de grandes grupos de montaje de otros países que vienen con subvenciones y con ayudas a vivienda o alojamiento, y que solo vienen a sacar lo que pueden, porque las circunstancias de su país son mucho peores y sin tener nada en contra de su legítimo derecho a sobrevivir. Hablo de la regeneración del oficio, de crear una estructura y un tejido profesional sólido, y cuando hablo en estos términos me siento con la potestad y legitimidad de poder hablar de ello al yo ser una persona que llegó a España hace veintitrés años, que estoy perfectamente integrado, y que soy un emprendedor en este país como cualquier otro español.
Creo que es importante como resumen pensar en los valores con los que un empresario inicia su negocio y sobre los que pretende conducirlo. Hay que ser honestos con esos principios y trasladarlo a toda la gestión de nuestras empresas, en la que la profesionalidad y la honestidad en el trabajo deberían de prevalecer. Seguro que eso no nos permitiría ofertar por debajo de unos precios mínimos que respondan a la viabilidad de la estructura de un negocio y a la garantía de la correcta ejecución de los trabajos.
Me siento identificado con esta línea de trabajo de la actual Directiva y Secretaría General de AD’IP Asociación Española y espero poder seguir teniendo la oportunidad de reunirnos y avanzar juntos. Gracias a todos, y gracias por este espacio libre de expresión para todos nosotros.
Técnicas y Dinámicas de Interiores, S.L.